Por segundo año consecutivo, las agrupaciones clasificadas para Cuartos de Final del COAC parten de cero, sin puntos. Y eso me parece un despropósito mayúsculo.
Vale que nos hemos quitado de encima el invento del “apto” y “no apto”, que dejaba en el mismo lugar a la primera agrupación fuera del corte y a la chirigota de Burgos. Era injusto, ahora al menos habrá posiciones y cierto miedo a quedar en última posición, pero el sistema continúa sin gustarme.
“Mira, que empezamos el partido, pero pase lo que pase en el minuto 10 nos ponemos 0-0 y a partir de ahí valen los goles”... ¿alguien imagina esto en un partido de fútbol? Pues es igual de ridículo que en el COAC. Las agrupaciones participan desde preliminares y desde ahí deben sumar, con errores y aciertos.
Que el primer pase no puntúe conlleva que las grandes no arriesguen nada sabiendo que estarán en Cuartos aunque canten el baile del gorila. La peor letra de un buen autor será buena igualmente, sí, pero se nota demasiado que todas guardan lo mejor.
La autoexigencia cae en picado, si hay sanciones que resten puntos, pero la agrupación se clasifica no afectarán en nada. Y tan triste es el asunto de cantar cualquier cosa que hasta se permiten pamplinas como un cuplé publicitario. Qué pena.