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Un piso convertido en nave espacial para niños con cáncer

Desde la AECC de Málaga convirtieron un piso “aburrido” en un lugar donde los menores puedan divertirse

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  • Lleva en funcionamiento varios años y puede alojar a tres pacientes con un acompañante
  • Este ambiente ayuda al tratamiento y a su recuperación

“Teníamos un piso normal y corriente, un poco aburrido con muebles marrones, oscuros y antiguos”, así recuerda este hogar Olga Santiago, trabajadora social de la Asociación Española Contra el Cáncer en Málaga. Esta casa, en la cuarta planta de un edificio de la capital, contaba “con todas las comodidades”, añade Pedro González, gerente de la AECC, pero aún estaba lejos de ser un espacio divertido.

Por este hogar de tres habitaciones, para tres pacientes y sus respectivos acompañantes pasan todos los años unos 20 menores. Es un piso cedido a la asociación y que este colectivo usa para alojar a menores con cáncer que se desplazan a Málaga para recibir un tratamiento.

Lleva en funcionamiento varios años, pero es desde finales de junio de 2019 cuando este piso sufrió una gran transformación, se convirtió en una nave espacial.

Por qué

Todo surgió cuando un niño les dijo que se quería quedar en otra casa de acogida porque era “más chula”; al escuchar esto, González lo tuvo claro: “Teníamos que hacer algo especial en el piso, para que los niños tengan un hogar y, además, vivan una experiencia diferente”.

Así nació ‘La Nave’, nombre de la iniciativa. Desde la AECC buscaron patrocinadores y una empresa malagueña les hizo todo el diseño.

Y la gran pregunta es por qué una nave espacial y la respuesta es sencilla, porque la situación que genera esta enfermedad en los niños y niñas, “salvando las distancias, es como una atmosfera diferente”, explica el gerente.

Tras el diagnostico, los menores viajan fuera de su ciudad, cambian el colegio por un hospital y los profesores por médicos y, además, “tienen que pasar unas pruebas médicas raras que no tienen que pasar el resto de los niños. Se sienten un poco astronautas en este nuevo medio”, señala.

Por ello, cualquier facilidad y ambiente que les saque una sonrisa es fundamental. Esta experiencia “desgraciadamente la tienen vivir” y como esto no se puede evitar, por lo menos “que la pasen viviendo en una nave espacial, que se sientan como verdaderos astronautas que tienen que superar una prueba y que luego vuelvan a la tierra, a su estado normal”, dice emocionado González.

El ambiente es importante. Les afecta emocionalmente y es crucial para afrontar un tratamiento agresivo como es el del cáncer. Tras la reforma todo fue un antes y un después, “el estado de ánimo es mucho mejor. Hemos visto que no es lo mismo un piso normal, que uno donde hay diferentes elementos con los que puedan jugar”, indica Coral García, Psicooncóloga de la AECC.  ‘La Nave’ ha provocado que el estado de ánimo de estos menores sea “más elevado” y con ellos menos “sintomatología depresiva y ansiosa”.

Este entorno divertido y creativo también afecta a los acompañantes de los pacientes. Wuarda es la madre de Mahomed, quienes han viajada hasta Málaga desde Marruecos para que este pequeño de tan solo 6 años pueda recibir un tratamiento. Sus palabras, aunque escasas por la barrera idiomática, están llenas de agradecimiento: “Todo bien, la casa, la cocina”.

Estos pisos son fundamentales para que niños como Mohamed puedan tener una oportunidad contra el cáncer. Entre ellos el económico, “si no les proporcionáramos un piso como este, muchas familias se pensarían el venir a recibir el tratamiento, porque no se pueden costear un alquiler”, detalla la trabajadora social.

Santiago también explica que  los pequeños astronautas suelen alojarse durante siete u ocho meses, aunque las enfermedades oncológicas son “muy graves” y “muy largas” y su tratamiento es “prolongado”, por lo que no hay tiempo límite.

Para poder alojarse en él deben vivir a 30 kilómetros de la capital malagueña y algunos proceden de Ceuta, Melilla e incluso Marruecos.

Esta es la única nave especial que tiene la AECC de Málaga, pero no el único piso. En total tiene doce, tres de ellos para menores.

 

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