Larysa Hanchencova es una ciudadana rusa que reside en España desde 2003 tras haber vivido en Crimea y en Úzhgorod (Ucrania), y pese a la guerra iniciada por su país confía en que sus familiares estén bien porque cree que “Putin no es hombre de conflictos”.
“Confío plenamente en los militares de Rusia”, sostiene en una entrevista con Efe esta mujer de 58 años que regenta una pequeña floristería en A Coruña y tiene dos hijos que residen en Sebastopol, en Crimea, y una hermana vecina de Úzhgorod.
Su hija, empresaria, tiene 37 años y es madre soltera de una niña de cinco meses. Teme que los dueños que alquilan los bajos a su hija decidan cerrarlos y ella se quede sin negocio, debido a la complicada situación que se vive en la zona.
“Pero yo no la veré sufrir, porque yo trabajo y haré lo que haga falta para que a mis hijos y a mi nieta no les falte nada”, subraya Larysa, que cuenta que sus hijos por el momento “están bien”.
Además, su hermana vive en Úzhgorod y aunque está preocupada por la situación de Ucrania confía totalmente en que no les ocurra nada a sus familiares durante el conflicto, pues se fía totalmente de Rusia.
“Respeto y apoyo a mi presidente Putin. Confío en su madurez y en su sabiduría. No es hombre de conflictos. Aquí trucaron su nombre e hicieron un demonio”, destaca esta florera, cuyo negocio, llamado ‘O Xardín’, se ubica en la Ronda de Outeiro.
Larysa Hanchencova nació en 1964 en la ciudad de Osh, en Kirguistán, que por aquel entonces era la antigua URSS, pero en 1989 se fue a vivir a Crimea. Desde entonces, residió algunas temporadas por trabajo en Úzhgorod hasta que en 2003 se vio obligada a emigrar a España.
“El país estaba en la ruina. No había trabajo, no había futuro y me cortaron luz por deudas”, rememora Larysa, quien llegó a Alicante sin saber castellano y lo pasó “muy mal”.
Allí intentaron estafarla con falsos trabajos e incluso un hombre quiso agredirla sexualmente, pero siguió adelante, recuerda.
“Fue muy duro. Empecé a estudiar castellano por mi cuenta porque no tenía dinero para matricularme en una escuela”, narra la mujer.
Se compró un diccionario castellano-ruso y cada día memorizaba treinta palabras, al tiempo que escuchaba canciones en español. Así fue como aprendió un idioma que ahora domina a la perfección.
Entonces conoció al que es su actual marido y se mudó con él a Palma de Mallorca. Cuando el hombre, originario de Galicia, se jubiló se fueron a vivir a la ciudad de A Coruña, en la que lleva una década.
Sin embargo, no fue hasta hace cuatro años cuando ella decidió abrir esta pequeña floristería y lo hizo porque siempre fue “amante de las flores”.
Desde la ciudad herculina no puede permanecer ajena a lo que sucede en su país, pues cree que el Gobierno de Ucrania, al que considera “ilegítimo”, es “cruel” con la población.
“Desde 2014 te multan si hablas ruso en Ucrania. Quemaron libros rusos y prohibieron todas las cadenas de radio y de televisión que hablan ruso”, asevera la mujer, que destaca que antes de esa fecha los ciudadanos de ambos países eran “hermanos”.
Larysa lamenta que no duerme por las noches y no puede estar “tranquila” desde ese momento.
También considera que lo único que quiere Rusia es que “la OTAN retire las bases militares que rodean el país” y cumpla con lo pactado en 1991.
“Rusia intentó hasta ayer mantener la paz. No ha roto jamás un pacto con América ni con Europa”, remarca a la mujer, que lamenta que a España llega a veces información “trucada”.
Galicia
Larysa, florista rusa en A Coruña: “Putin no es hombre de conflictos”
“Respeto y apoyo a mi presidente Putin. Confío en su madurez y en su sabiduría. No es hombre de conflictos. Aquí trucaron su nombre e hicieron un demonio”
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