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Alcalá la Real

Nuestro Padre Jesús, nombrado Alcalde Perpetuo de Castillo

El pleno aprueba de forma unánime otorgar este título honorífico a la imagen, que cuenta con una enorme devoción en la localidad

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  • Imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno.

El pleno del Ayuntamiento de Castillo de Locubín, celebrado este martes, 15 de marzo, ha aprobado, por unanimidad de los dos grupos con representación municipal, otorgar el título honorífico de Alcalde Perpetuo de la localidad a la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Dicho nombramiento se ha producido a petición del alcalde, Cristóbal Rodríguez, y marca el punto de partida para la solicitud a la Ilustre Hermandad de Nuestro Padre Jesús del inicio de los trámites pertinentes para tal fin. En este sentido, el acuerdo contempla la creación de una comisión conjunta entre Ayuntamiento, la hermandad y el Obispado de Jaén, cuyo objetivo será la organización de los correspondientes actos, así como la entrega a la hermandad del bastón de mando de Alcalde Perpetuo, símbolo de esta distinción.

“Esta iniciativa no es fruto de una circunstancia puntual, sino que refleja el sentir popular de numerosos castilleros, castilleras y personas de otros municipios que sienten la misma devoción por la imagen”, ha apuntado el alcalde en su intervención ante el pleno, asegurando que el nombramiento que ahora se realiza supone “algo tan sencillo, pero a la vez tan transcendental para la memoria colectiva de un pueblo, como es la proclamación expresa, libre, conjunta, pública y unánime de un sentimiento compartido a lo largo de los últimos siglos, afianzando una devoción que no ha hecho sino fortalecerse por encima de los avatares de nuestra Historia”.

Según cuenta la tradición, encontrándose de paso por Castillo de Locubín unos carreteros que transportaban la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno con destino a Alcalá la Real, decidieron parar con intención de hacer noche en el pueblo. A la mañana siguiente, al ponerse en marcha para continuar su viaje, los carreteros comprobaron que era tal el peso de la imagen del Nazareno que resultaba imposible poner la carreta en marcha, lo que fue interpretado por los vecinos como una señal de que este quería quedarse entre los castilleros. En ese mismo lugar se construiría una ermita, y ya en la segunda mitad del siglo XIX, la feria comenzó a celebrarse entre los días 7 y 11 de septiembre.


Desde su llegada, por tanto, la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno despertó en Castillo un intenso fervor. Una devoción que, con motivo de la epidemia que nos ha venido afectando en los dos últimos años, no ha hecho sino acrecentarse, haciendo que  muchos de los devotos y fieles de la sagrada imagen se hayan aferrado a ella buscando el apoyo y el cobijo en momentos en los que las fuerzas han flaqueado.

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