Tiger Woods podría haber ingresado en una clínica de tratamiento de adicciones para tratar una posible obsesión con el sexo. Según fuentes de la revista People, Tiger habría empezado su terapia en torno al día de Año Nuevo, y el tratamiento duraría unas cuatro o cinco semanas, por lo que el deportista "debería salir (de la clínica) sobre San Valentín".
Aunque todavía no se ha visto a Tiger en los alrededores del centro de rehabilitación, los habitantes del pueblo donde se encuentra parecían muy ilusionados con su supuesta presencia, tanto que incluso la pizzería local colgó un cartel que decía: "Hey Tiger, hacemos repartos".
Precisamente porque no se le ha visto en público, otros terapeutas apuntan a que es más factible que el golfista esté recibiendo tratamiento en privado para no llamar la atención, aunque esto le estaría privando de relacionarse "con otros hombres que están en su misma situación".
Sea como sea, lo cierto es que ni siquiera se sabe cuál sería el verdadero problema de Tiger. Sharon O'Hara, directora clínica del Instituto de Rehabilitación Sexual de Los Ángeles, afirma que el haber mantenido relaciones largas con sus amantes hace que pueda sufrir de "adicción al amor" más que de obsesión por el sexo.
"Aparentemente (Tiger) tiene una necesidad de ser adorado, de verse reflejado en los ojos de esas mujeres y que eso signifique algo", ha afirmado la terapeuta. En cuanto a la mejor manera de recuperarse, el doctor Drew Pinsky ha recomendado que "su mujer no rompa con él, sino que se implique en el tratamiento, pues aún hay esperanza".