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Reconocen a 14 cordobeses internados en campos de exterminio nazi

Cuentan desde este viernes con el reconocimiento de la placa Stolpersteine, colocada por el artista que la ideó, el alemán Gunter Demnig

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  • Simbología nazi -

Catorce de los cordobeses que estuvieron internados en los campos de exterminio nazi durante la Segunda Guerra Mundial, siete de los cuales fallecieron en ellos, cuentan desde este viernes con el reconocimiento de la placa Stolpersteine, colocada por el artista que la ideó, el alemán Gunter Demnig.

Con las placas colocadas en la aldea de Piconcillo, en Fuente Obejuna, La Granjuela y Peñarroya-Pueblonuevo, son ya 35 las que hay en Andalucía, todas en la provincia de Córdoba en reconocimiento de los 345 cordobeses que hay datados que estuvieron en los campos de concentración del III Reich.

La denominación Stolpersteine para el proyecto de reconocimiento de los deportados y asesinados en los campos nazis es una palabra que alemán significa 'piedra del tropiezo'.

"Es muy importante para que la gente joven sepa lo que pasó, que no se olvide", ha afirmado Gunter Demnig a EFE como origen de la iniciativa de dimensión internacional.

Su padre estuvo en la Legión Condor, en La Rioja, y "por eso estoy aquí, para que sepamos la historia, estaba en el lado equivocado", por lo que "tuve muchos problemas con él".

Demnig se ha desplazado a Córdoba para colocar las placas de cinco vecinos de Fuente Obejuna, otros tantos de Peñarroya-Pueblonuevo y cuatro de La Granjuela, en actos auspiciados por sus respectivos ayuntamientos, según ha destacado a EFE Cristina García Sarasa, presidenta de la Asociación Triángulo Azul Stolpersteine de Córdoba, la entidad memorialista que apoya este movimiento en la provincia.

Este reconocimiento se extenderá a otros veinticuatro cordobeses a lo largo de mayo en diversos municipios cordobeses y hay ya más de 80.000 en más de 2.000 localidades de veintisiete países, veintiséis de Europa más Argentina, precisó García Sarasa.

La presidenta de Triángulo Azul resaltó en su intervención en el acto de hoy que su sentido era "reconocimiento, justicia, normalidad democrática, reparación, dignidad, resolución de una normalidad construida durante la dictadura y no solucionada durante la democracia".

La alcaldesa de Fuente Obejuna, Silvia Mellado (PSOE), pidió que antes de descalificar a los que piensan "que hablar de memoria historia es reabrir heridas con sed de venganza", hay que "entender su error como fruto del confort en el que ha transcurrido su vida, instalado en una visión uniforme y monolítica del mundo que le ha impedido hacerse preguntas arriesgadas, tal vez así se pueda disipar su miedo a lo desconocido, a lo dispuesto, a lo distinto, a lo diverso, asimilando que todos los humanos somos iguales".

Para la regidora municipal, acompañada en el acto por un grupo de alumnos de IES Lope de Vega, "quien teme a la memoria es porque no la tiene o porque no quiere tenerla".

Juan Manuel Sánchez Jurado, nieto de uno de los reconocidos, Simón Adrián Jurado Bernal, simbolizó el agradecimiento de los familiares presentes "a los que se han implicado en este acto para que hoy podamos poner un ramo de flores en un lugar que durante tantos años no hemos sabido dónde ponerlo”.

La placa de metal, un pequeño recuerdo de diez por diez centímetros que se coloca en algún lugar relacionado con la persona que estuvo internada en el campo de concentración, en este caso un pequeño parque, recuerdan a siete cordobeses que murieron tras pasar por Mauthausen, cuatro en el Gusen, uno en el Dachau y otros dos en sendos subcampos del primero, los de Saint Valetin y Steyr-Münichholz.

De estos siete, cuatro eran originarios de la aldea de Piconcillo, Simón Adrián Jurado Bernal, Pedro Hilario Jurado Madueño, José María Pulgarín Agredano y Manuel Pulgarín Asenjo; otro era natural de La Granjuela, Bibiano Sánchez Gallego; y habían nacido en Peñarroya-Pueblonuevo, Mariano Ortega Romero y Ernesto Tejada Molina.

"Este era hermano de la Claudia y la Concepción", comenta en la entrada del parque una anciana con un hombre de su edad, ambos del Piconcillo, que hoy está en el medio centenar de habitantes (trescientos llegó a tener en la época dorada de los años 50 del siglo pasado por la mina de uranio de El Cabril), al leer el nombre en una placa aún sin colocar. "Estaba casado con una alemana", le responde. "No, murió. Lo mataron, lo quemaron", interviene el tercer mayor del grupo.

Con origen en la aldea de Fuente Obejuna fue liberado Serafín Perales Romero, del campo de Gusen; de La Granjuela, José Espejo Manrique, de Buchenwald, Lorenzo Murillo Molina, de Mauthausen, y Pedro Noguero Izquierdo, de Dachau; y de Peñarroya-Pueblonuevo, Francisco Herrero González, del subcampo de Junkerswerke Schönebeck de Buchenwald, José Murillo Campos, del subcampo de Melk de Mauthausen, y Juan Ramos Romero, de Gusen.

Pasaron bien por prisiones alemanas o francesas o por campos de prisioneros en el frente y de guerra de Polonia, Alemania o Francia antes de acabar en el respectivo campo de concentración y de algunos de ellos consta en la documentación de su estancia que trabajaron desde labores de albañilería hasta en la fabricación y en mantenimiento de tanques, según la recopilación de datos realizada por la Asociación Triángulo Azul Stolpersteine de Córdoba. 

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