La compañía francesa, propietaria del avión supersónico que se estrelló, abona la tesis de que fue una placa perdida por un DC-10 de Continental la causa de la catástrofe, en la misma línea de las conclusiones de la investigación oficial.
Pero la aerolínea estadounidense, principal encausada en el caso, se niega a dar por buena esta hipótesis y está dispuesta a aportar testimonios que aseguran que el Concorde ya tenía llamas en sus alas antes de pasar por el lugar en el que estaba la placa de titanio.
En ese contexto, el juicio promete ser una batalla de expertos dispuestos a sostener dos versiones contrapuestas sobre los motivos que hicieron que el supersónico despegara en llamas del aeropuerto y, minutos más tarde, se estrellara sobre un hotel de la vecina localidad de Gonesse.