Recordando aquellos grandes locutores de radio y televisión, cuyas voces estaban por encima de su físico –programas que aún pueden oírse por la radio–, me pregunto: cómo se emiten el 70% televisión detrito, 20% noticias e informativos y 10%, o menos programas culturales. Que esto ocurra en la 3, la 4, la 5ª y la 6ª, quizás sea imposible de evitar, pero que ocurra en cadenas estatales, regionales y locales, más parece una treta inspirada y manipulada, para que olvidemos los terribles problemas que nos acucia, haciéndonos – no a todos– partícipes de encarnizadas escenas’, donde ‘belenes y matamoros’ se saca las ‘asauras’ o se dan un abrazo de ‘primos retiraos’.
No es de extrañar que se gasten ingentes cantidades de dinero en estudios ‘Psicosociales’, para saber cómo funciona nuestro intelecto, conocer comportamientos, detectar intimidades y deseos, para abocarnos a participar en ‘islas de tentaciones’, ‘pesadillas en paraísos’, o sálvame de ‘naranja o limón’. Así nos aislamos de nuestras pesadillas, aunque no hay quien no salve de nuestras tentaciones, porque nos narcotizan al más puro estilo vietnamita, con ‘naranja- limón’, y sin sacarina para diabéticos o sevillistas.
Ver un buen programa cultural y educativo, resulta casi imposible. Cada cadena tiene fichado su particular ‘Jorge Javier’, ‘moroto’ y el de la moto, que con taimados tertulianos de bífidas lenguas, son capaces de despellejar lo que le pongan por delante. Así que las grandes obras, delicados versos, o bellas composiciones, se condensan en tediosas tertulias que hipnotizan de aburrimiento ¡Qué pena que todo un futuro literario quede en mano de estos redentores de las nuevas tecnologías! Y como dijo Ramoncín en un programa televisivo: habiendo millones de discos, poema, libros, ensayos…, de muchas jóvenes promesas que se han dejado la piel en su afición artística o literaria, para que sus trabajos queden postergados en cajones llenos del polvo sin ver la luz, y se haga viral frases como: “un nano segundo en el metaverso” de una marquesa” ¡Inaudito!. Estos ‘rapsodas’ de pacotilla son capaces de sacar del ‘basurero de la farándula’, zombis embadurnados de emplaste con caras de cartón apelmazado; inventar historia con falsos protagonistas, guionistas y hasta exorcista, y montar una historia de Rocío Jurado o de mí paisano ‘Paquirri’ para ganar dinero en su circo de la mentira.
Como ‘excepción a la regla’, debo reconocer a un verdadero artista que nunca se dejó influir por el neón y el dinero fácil. Totalmente distinto a otros del ‘tres al cuartos’ que sí entraron al toro, aunque no fueran buenos ‘mataores’. La persona a la que me refiero, además de haber sido un diamante que sin pulir relucía de perfección suprema, no le importó prescindir de la prensa del corazón, porque tenía un corazón como un coso taurino. Acogió incluso a vagabundos en aquella casa casi derruida que todos veíamos frente ‘al Cañillo’. Hizo lo que quería y escribía como le daba la gana. Consiguió vivir en su palacio de desechos como en el mejor cortijo. Su ilusión era ayudar a los más desfavorecidos; y siendo uno de los mejores de su profesión, no necesitó ningún plató televisivo, porque su plató era tan real como la vida misma. Nunca intentó ser más que nadie, aunque fuera el más grande, y no le hizo falta la fama porque era el más famoso… ¡Querido paisano!, solo por ser como eras, mereces de tu pueblo mucho más que esto.