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Dignidad y Justicia se opone a la puesta en libertad de Otegi

La Fiscalía y la asociación Dignidad y Justicia se oponen a que la sala de lo penal de la Audiencia Nacional conceda la libertad provisional del ex portavoz de Batasuna Arnaldo Otegi, que la ha solicitado alegando las secuelas psicológicas que sufre su hija y la salud de su padre y de su mujer.

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La Fiscalía y la asociación Dignidad y Justicia se oponen a que la sala de lo penal de la Audiencia Nacional conceda la libertad provisional del ex portavoz de Batasuna Arnaldo Otegi, que la ha solicitado alegando las secuelas psicológicas que sufre su hija y la salud de su padre y de su mujer.

Fuentes jurídicas han confirmado a Efe que Otegi, que está preso desde octubre por intentar reconstruir la dirección de la formación ilegalizada, ha realizado esta petición en relación con el sumario 35/02, que ha investigado la financiación de ETA a través de las herriko tabernas, en la que están procesadas 41 personas.


El pasado noviembre la sección segunda de la sala de lo penal de la Audiencia Nacional ordenó, a instancias de la Fiscalía, el ingreso en prisión provisional de Otegi por la causa de Batasuna, por la que se encuentra pendiente de ser juzgado y por la que hasta entonces estaba en libertad bajo fianza de 50.000 euros, con la obligación de comparecer quincenalmente y la prohibición de abandonar el país.

La defensa de Otegi ha reclamado su puesta en libertad al considerar sus circunstancias de “arraigo social, situación personal y familiar” y porque entiende que el riesgo de fuga ha desaparecido.

El escrito argumenta que el ex portavoz de Batasuna es hijo único y que, debido al precario estado de salud de su padre, su ayuda es “imprescindible”, mientras que, en lo que se refiere a su hija, alega que está en tratamiento psicológico originado por la detención de su padre.

Las fuentes consultadas han explicado que la Fiscalía, al igual que hizo en noviembre, considera que el ex portavoz de Batasuna quebrantó la medida cautelar de la prohibición de salir del país, ya que se desplazó a Francia el año pasado “al menos en dos ocasiones” para mantener contactos con miembros de ETA.

Así se desprendía del auto que dictó el juez Baltasar Garzón cuando el pasado 16 de octubre lo envió a la cárcel junto a otros cuatro dirigentes de la izquierda abertzale por intentar reconstruir la dirección de Batasuna, mediante un nuevo referente político denominado Bateragune.

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