Bruselas también prevé normas comunes para elegir qué normativa aplicar en el caso de que los cónyuges no se pongan de acuerdo, informó la CE.
En primer lugar, el divorcio se regiría por el derecho del país donde los cónyuges tienen su residencia habitual y en su defecto entrarían en cadena otros factores como el país donde tuvieran la última vivienda conjunta, la nacionalidad que ambos pudieran tener en común y la ley del país donde interpusieron la demanda de divorcio.
“Miles de parejas se topan con muchos problemas porque la justicia no ha sabido dar respuestas claras”, provocando “perjuicios para los hijos y la parte débil de la pareja”, apuntó la comisaria europea de Justicia, Vivianne Reding, al presentar la propuesta.