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Lunes 13/05/2024  

Tambucho y Emparrillao

Déjame como estaba

Habría que hablar muy mucho de los recortes administrativos, patrimoniales, hazas, pozo montano, monte duna, breña, e incluso del cementerio parroquial...

  • Imagen de Barbate. -

Para aquellos que desconozcan o tengan duda de mi pasado, a falta de pocas semanas para los comicios municipales, me presento, e incluso os pondré al corriente de muchas particularidades que desconocéis.  Como citan mis archivos, fui construido entre  1951-1953, por el famoso arquitecto Don Castro Fernández Shaw, dado que el pueblo crecía desmesuradamente y por cuestiones obvias,  hacía falta que la ‘casa del pueblo’ –como llaman a los edificios encargados de la administración de patrimonio local–, tuviera más capacidad de espacio y avituallamiento para cumplir mi cometido.

Habría que hablar muy mucho de los recortes administrativos, patrimoniales, hazas, pozo montano, monte duna, breña, e incluso del cementerio parroquial; que sufriera antes de mi segregación... Pero como dicen algunos, nos  gustaban tanto las fiestas y el carnaval, que no nos enteramos de esas cuestiones de ‘nocturnidad y alevosía’.  Por lo visto en aquel desordenado movimiento y ganas de romper fronteras de libertad, el pueblo matriz se aprovechó cuando Barbate dijo: ‘zafa y arría’. Y cabe pensar  que  Fernando Albi (Instructor del Expediente de Segregación), no se percató de las ‘maldades del cerro’, y por su altura se le fue por alto.

 En cuestiones de jurisprudencias, patrimonios, linderos y conflictos, estoy muy cortito –por desgracia no fui a Dª. Soledad o Campano, como hijos de  patrones y armadores–, pero por lo que se oyen en mostradores, ‘feiguo’ y ‘redes insociales’, aquí sobran letrados y letristas para recapitular los asuntos del parque natural y desamortización forzosa de los militares. Pero no poniéndose camisetitas verdes y hacerse la foto al llegar a Retín, sino planteando cuestiones que recompense dignamente la expropiación, los desembarcos,  los cortes de carretera, los ruidos y el peligro de los aviones; la visión de esos castillos flotantes que rompen el horizonte, los incendios, o las muertes perpetradas por  bombas olvidadas, que también las hubo.

Pero lo que más me asombra, además del Retín y el Parque Natural, que toda la periferia de lo que administraba después de mi segregación: norte, sur, este y oeste, quitando la  bahía porque seguramente no era edificable, esté en manos de personas tan particulares. Buenos, ya ni me acuerdo de aquellos plenos interplanetarios que fue recortándome como la mojama.

Pero lo que más me asombra, que estando ecléctico, raquítico, endeudado, y sin el escudo que tenía de visera entre las dos torres con relojes –que hubo un tiempo que cada uno daba la hora que le salía de las manillas–, hayan osad@s que quieran ocupar mi desocupada estructura. Quizás sea para oír en mi carrillón la nana de Don Manuel de Falla; contemplar como la arena del levante sigue segando mi río; visualizar la ruina de mi chanca y las banderas negras de la Playa del Carmen, o seguir oliendo la pestilencia de la ‘ciudad de la caca’ cerca de la barra. ¿No sé, igual dentro de mí, hay algún tesoro ‘maltés’, ánforas romanas cargadas de oro, marfiles de elefante de Almilca Barca, o estatuillas tartésicas como  las del ‘carambolo’?

En fin, a los que logren habitarme, les diré como el del carrito de Fátima ¡Virgencita, por lo menos déjame como estaba!

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