En la otra exposición, Barceló antes de Barceló (Arts Santa Mónica) se presentan más de un centenar de obras del artista, pertenecientes al período inicial y más desconocido de Miquel Barceló.
El director de Arts Santa Mónica, Vicenç Altaió, ha dicho que el objetivo principal de esta muestra es “dar a conocer un conjunto de obras, muchas de ellas inéditas, que revelan algunos de los rasgos más significativos y perdurables en la trayectoria de un artista que en ese período tenía entre 17 y 25 años”.
En esa obra iniciática ya aparecen sus bestiarios, el tema recurrente de los perros, la poesía experimental, la obra matérica y los retratos y autorretratos.
En el catálogo de esta primera exposición, que también se exhibirá en Palma de Mallorca y Toulouse (Francia), el propio artista confiesa que en 1981, cuando se instaló en Barcelona, su modus vivendi era la venta de droga, algo que no duró más de dos o tres años.
Y agrega: “Siempre he pensado que fue importante en mi vida tomar LSD, las visiones nocturnas de la ciudad tienen mucho que ver con estas experiencias lisérgicas. No lo tomé durante mucho tiempo, sólo una temporada y después me fui a París de viaje, y cuando volví ya me había olvidado”, consciente de que muchos “habían realizado un viaje de esos de los que no vuelves”.
En CaixaFórum, la otra exposición repasa la trayectoria del artista entre 1983 y 2009 a través de 180 piezas, desde las grandes telas hasta las más recientes.
Una de sus últimas obras, la escultura monumental Gran Elefant dret (2009), invita al visitante, desde el exterior de CaixaFórum, a entrar y vivir la obra del artista: su relación con la naturaleza y la materia y su uso en su trabajo; su evolución en la representación del mundo animal y el humano; y sus viajes, físicos y mentales, desde París hasta Mali.
En CaixaFórum se exhiben objetos experimentales e incluso privados, colocados junto a obras clave, sobre todo pinturas, así como cerámicas y esculturas, gouaches, acuarelas, dibujos, carteles, libros y cuadernos de viaje.
La muestra, comisariada por Catherine Lampert y que ya ha sido exhibida en Madrid, ha contado con la participación directa del artista en la selección de las obras, que además ha prestado algunas telas de su propia colección, como la serie de dibujos que realizó para ilustrar la Divina Comedia de Dante.
La comisaria ha subrayado que “esta exposición de Barceló llega en el ecuador de su carrera”, coincidiendo con “su regreso a la esencia de la materia”.
Según Lampert, muchas de las obras ponen a prueba las técnicas y los géneros artísticos de una “manera tremendamente original”: bodegones y retratos tridimensionales, cerámicas que recuerdan bestiarios y recipientes antiguos, y aguadas delicadas y dibujos traslúcidos en los que las imágenes prácticamente se desvanecen.
El subtítulo de esta exposición, La solitude organisative, remite al nombre de un cuadro reciente del artista mallorquín, un retrato de un gorila de aspecto serio sentado en un rincón, que ya se expuso en la Bienal de Venecia en 2009.
El público descubrirá también a través de las dos exposiciones los viajes de Barceló como artista “nómada”, una experiencia vital que le ha llevado a París, Mallorca, Mali, así como a Nápoles, los Alpes, Nueva York o, recientemente, al Himalaya.