La decisión de la Administración del presidente saliente puso punto final a semanas de suspense sobre el futuro inmediato del sector automotriz doméstico y fue acogida de forma inmediata con satisfacción por los Tres Grandes de Detroit, GM, Ford y Chrysler.
El presidente electo, Barack Obama, expresó su apoyo a la decisión de la Casa Blanca y argumentó de forma similar que el colapso del sector “habría tenido unas consecuencias devastadoras en nuestra economía y entre nuestros trabajadores”.
De acuerdo al plan anunciado por la Casa Blanca, General Motors y Chrysler recibirán de forma inmediata 9.400 y 4.000 millones de dólares, respectivamente. En febrero, GM tendrá acceso a otros 4.000 millones de dólares.
Ford, el segundo fabricante de automóviles estadounidense, no ha solicitado por el momento ayuda financiera a Washington.
Durante una rueda de prensa celebrada en Detroit poco después del anuncio de Bush, los principales directivos de GM indicaron que tendrán acceso al dinero el próximo 29 de diciembre.
Los fondos destinados al motor procederán del plan de rescate de la industria financiera que el Congreso aprobó hace unos meses, por importe de 700.000 millones de dólares.
El secretario del Tesoro, Henry Paulson, dijo ayer que con la ayuda del motor, ya ha gastado la primera parte del plan, 350.000 millones de dólares, y anunció que va a pedir al Congreso que le dé acceso a la otra mitad.
Las ayudas financieras para las automotrices mantienen las mismas condiciones que contenía el proyecto de ley pactado por la Casa Blanca y la Cámara de Representantes para otorgar 14.400 millones de dólares a GM y Chrysler, pero que finalmente fue bloqueado por los republicanos en el Senado.
El principal requisito es que GM y Chrysler tendrán que presentar antes del 31 de marzo planes detallados de viabilidad de sus empresas. Si el Gobierno federal considera que no reúnen las condiciones necesarias, los dos fabricantes tendrán que devolver el dinero prestado.
El presidente de GM, Rick Wagoner, dijo que confía en que su compañía cumplirá en la fecha los requisitos impuestos por Washington y que la cantidad de dinero proporcionada “será suficiente” para efectuar los profundos cambios estructurales necesarios. GM también señaló que está “ansiosa” por negociar para reabrir el convenio colectivo.
REACCIONES
El presidente electo de EEUU, Barack Obama, apoyó ayer las medidas anunciadas por el Gobierno para rescatar a las compañías automovilísticas de su país, pero advirtió de que “la paciencia del público de Estados Unidos se está agotando”.
Obama afirmó que General Motors, Chrysler y Ford deben “aprovechar esta oportunidad para presentar un plan sostenible” de viabilidad.
Obama aludía al anuncio de Bush, de un plan de ayuda pública a las tres empresas, que atraviesan una grave crisis, para evitar su colapso.
El presidente electo agregó que aún no ha tenido ocasión de estudiar los detalles de la propuesta de la actual administración, por lo que desconoce si una vez que llegue a la Casa Blanca la modificará.
Sí advirtió a las automovilísticas de que deben presentar un plan de viabilidad que no se lleve a cabo exclusivamente a costa de sus trabajadores.