El “fruto último”, como lo define su hermana Consuelo, de la pasión por el coleccionismo que dominó la vida de Francisco Luque Cabrera (1936-2021) ya se puede ver expuesto en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, el que “tanto amaba”. Supone un homenaje al legado del mecenas, así como una forma de dar a conocer su amplia colección, que abarca desde la historia de Sevilla hasta paisajes de Marruecos o del Casino de Montecarlo.
Es la última donación -en este caso realizada por sus hermanas y herederas- de un coleccionista “a su ciudad”, ha comentado la directora del Museo de Bellas Artes de Sevilla, Valme Muñoz, quien ha señalado el interés que esta exposición, disponible hasta el 15 de septiembre, puede generar tanto para el público sevillano como el foráneo. Ha destacado también la “infrecuente” obra en papel que conserva el museo y cuyo interés se ha visto incrementado “gracias a las donaciones” de Luque.
El secretario general para la Cultura de la Junta de Andalucía, José Vélez, ha alabado la “generosidad” de las hermanas del coleccionista, quienes han donado la colección al museo y a las que “nunca se les podrá devolver” este gesto. Porque, aunque el mecenas es quien ha guardado todas las obras, esta recopilación es el reflejo de “la historia de una familia”, además, por supuesto, de la “historia de Sevilla”.
Desde bien pequeño se manifestaba en Luque esa pasión por el coleccionismo, como ha citado su hermana en una de sus frases más comunes: “coleccionista se nace, no se hace”. Cuando, teniendo él cinco años, su madre abrió el cajón en el que estaba la vajilla de celebraciones y se encontró una suerte de “exposición” en un museo en miniatura con “sus estampitas, quedó patente cuál sería la vocación de aquel niño”. Un “apasionado de las bellas artes”, además de un “gran lector”, pero, por encima de todo, un ferviente amante de “su” ciudad de Sevilla.
La exposición consta de cuatro secciones distinguidas y que comprenden hasta cinco siglos de historia:
1- Pintura y escultura en la donación Luque Cabrera
Obras que el mecenas pudo recopilar gracias a su amistad con Diego López, pintor sevillano cuya obra expuesta abarca temas relacionados con la ciudad de Sevilla, figuras femeninas o dibujos del Casino de Montecarlo; y el escultor Antonio Illanes, que toca temáticas religiosas y, en concreto, de Semana Santa. También están incluidas obras de Gallegos Arnosa, con paisajes de Tánger; Rafael Cantarero; y una escultura de Antonio Susillo.
2- La estampa y sus distintos usos
Es un recorrido por la evolución del grabado y sus distintos usos a través, claro está, de la colección donada. Desde algunos más ligados a la cartografía, pasando por panorámicas a modo skyline de la ciudad, detalles arquitectónicos de monumentos, decorados o complementos para libros, hasta grabados de reproducción y devoción. Estas obras suponen un antecedente para el crecimiento con nuevas técnicas de la estampa, en el siglo XIX.
3- El siglo XIX y los cambios en el perfil de la ciudad
En el siglo XIX tienen lugar diversas circunstancias que cambian el paradigma artístico en Sevilla. La corriente romántica, con el paisajismo de David Roberts, incluido en el compendio de Gerardo Pérez Vilaamil y Duguet España artística y monumental. Con el establecimiento de Antonio de orleans en Sevilla, tiene lugar un resurgir de las artes en la ciudad, con el que la litografía y, en consecuencia, Carlos Santigosa, experimentan un gran desarrollo.
4- A la búsqueda de las esencias de Sevilla
Llegan a Sevilla artistas como David Roberts y su Torre del Oro o su Entrada al Salón de los Embajadores, John Frederick Lewis, Nicolás Chapuy o Gustave Doré, que retratan su visión de la ciudad en el siglo XIX. Se muestra la grandeza de su patrimonio artístico y los personajes que habitan la ciudad.