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El último arranque deja como testimonial la viña chiclanera

En los tres años de autorización de la OCM del vino se van a arrancar más de 80 hectáreas. Doce viticultores serán los últimos en beneficiarse

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  • Manuel Manzano en la bodega. -
El viñedo de Chiclana, famoso y muy elogiado en otros tiempos, se ha quedado en algo testimonial y simbólico después de los tres años de aplicación del arranque voluntario autorizado por la Organización Común de Mercado (OCM) del vino. Así lo considera el presidente de la Sociedad Cooperativa Andaluza Unión de Viticultores Chiclaneros, Manuel Manzano, a pocos días de conocerse la resolución definitiva de la Unión Europea sobre las solicitudes de arranque presentadas por doce viticultores chiclaneros, “que suman unas diez hectáreas”. Con esta medida, según el cálculo de Manzano, “Chiclana se queda con menos del 10 por ciento de las viñas que había a principios de la década de los 90, cuando empezaron los primeros arranques”.
En los dos años anteriores que la OCM ha subvencionado el arranque, se despejaron en Chiclana más de 70 hectáreas (40 en 2009 y 30 en 2010). Cuando las solicitudes de este año sean autorizadas, los viticultores tendrán hasta el 31 de abril para hacer efectiva la medida. “Cuando no se ha subvencionado el arranque, no se arrancaban las viñas, excepto cuando se vendía para urbanizaciones”, explica el presidente.
Manzano puntualiza que “en Chiclana queda una cosa simbólica de viñas, pero no nos gustaría que se perdiera. Es por lo que estamos luchando y trabajando, por mantener lo que hay, ya que este es el último año de arranque subvencionado. Estamos trabajando al máximo y con la mayor ilusión para que pare el carro y para que no se pierda una tradición de siglos y que Chiclana no pierda la identidad de criar vino”.

En opinión del cooperativista, “la pérdida de la tradición viticultora de Chiclana también es consecuencia de la falta de continuidad. La juventud tiene que embarcarse en otros sitios. Nosotros intentamos que no ocurra y durante dos años hemos mantenido una escuela taller que ahora termina, tanto en bodega como en viña, en la que se ha intentado inculcar a la juventud que vuelva a la viña, pero la cosa no es fácil en los tiempos que corren”. El presidente de la única cooperativa de viticultores del municipio es contundente al asegurar que “ahora mismo la viña no es rentable, mentiría si dijera lo contrario. Estamos luchando contra viento y marea, pero la verdad es que no es rentable. La viña se puede tener como un patrimonio de lujo, pero no se puede vivir de ella”.
En este sentido, Manuel Manzano señala que “la situación del sector de la viticultura en Chiclana, como en el Marco de Jerez y en todo el Estado, no es nada halagüeña; está mal; es un muerto agonizante. Es arriesgado pronunciarse sobre hasta dónde puede llegar y cómo va a quedar”. Insiste en que “estamos luchando para intentar mantener lo poco que queda, pero siendo muy conscientes de que no se puede vivir de la viticultura, para qué nos vamos a engañar” y tiene claro que “la viticultura de pequeñas parcelas es poco rentable y las personas que estamos en el campo somos mayores y no se produce el relevo generacional”.
“Ahora mismo no le vemos futuro a la viticultura en Chiclana”, se lamenta Manzano.
En cuanto a la situación de la cooperativa, su presidente admite que “tenemos entre 1.500 y 2.000 botas de 500 litros cada una con vino natural, sin encabezar (proceso por el que se añade alcohol al vino), con problemas de venta. Seguimos dependiendo de la venta de una parte de la producción a las grandes bodegas. Entre el 20 y el 25 por ciento de la producción de cada vendimia es el vino que criamos y envejecemos en nuestra bodega, el resto es el que vendemos a las bodegas del Marco para que ellos lo metan en sus procesos de crianza y envejecimiento. Aquí es donde está el problema, ya que intentamos venderle este vino a las bodegas, pero llevan unos cuantos años que no compran. Incluso nos vemos obligados a descalificar para vender el vino fuera del Marco, aunque los precios están por los suelos. Las bodegas del Marco no están comprando absolutamente nada”.
Pero la cooperativa busca soluciones. “Estamos intentando llegar a todos los mercados posibles. Ante los arranques que se han producido, ya no vamos a depender de las bodegas, vamos a depender de nuestra propia producción que es la que tenemos que poner en el mercado”, destaca Manzano.

“Los mejores vinos del Marco de Jerez”

“No es una falacia que Chiclana tenga los mejores vinos del Marco”, asegura categórico el presidente de la la cooperativa Unión de Viticultores Chiclaneros que engloba a unos 180 cooperativistas y sus 200 hectáreas de viñedo. Manuel Manzano explica que “cada zona tiene su idiosincrasia en la crianza de su vino fino, y el fino de Chiclana es un vino muy bueno, no tiene nada que envidiar a un vino de Jerez”, indicando que “para vino fino hay dentro del Marco de Jerez tres poblaciones que lo crían bien: Chiclana, El Puerto y Sanlúcar. Por estar en la costa tenemos unas condiciones climáticas especiales que permiten, por ejemplo, mantener el velo de flor durante todo el año, lo más importante de la crianza del vino fino”.

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