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Ecologistas estudian en alta mar las interacciones de las orcas con veleros en El Estrecho

Un velero de Ecologistas en Acción sirve como "señuelo" en este estudio que pretende saber a qué se deben esas interacciones de las orcas con los timones

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Ecologistas en Acción está llevando a cabo una campaña de observación de orcas en el Estrecho de Gibraltar que cuenta con la colaboración de las organizaciones WeWhale y Sea Sepherd Francia y que durará hasta el próximo 6 de agosto.

Un total de 60 voluntarios de la organización ecologista participarán por turnos como tripulación del velero 'Diosa Maat' en los trabajos de observación, medición y toma de muestras, velero el cual está con base en el puerto de Barbate.

Jorge Ríos Martínez, patrón del velero 'Diosa Maat' de Ecologistas en Acción, está liderando una campaña de observación de orcas en el Estrecho de Gibraltar. Este proyecto, que cuenta con la colaboración de las organizaciones WeWhale y Sea Shepherd, durará hasta el próximo 6 de agosto.


Ríos Martínez explica que “este proyecto se lleva a cabo desde el 6 de julio al 6 de agosto, aunque estos trabajos de observación de mamíferos en el Estrecho de Gibraltar se vienen realizando desde hace tiempo”.

En esta ocasión, señala que han decidido enfocarse en “el comportamiento de las orcas y su interacción con los veleros que surcan la zona. Es un hecho real. No vamos a negar que esas interacciones existen”.

El patrón del 'Diosa Maat' comenta que “Ecologistas en Acción aporta un velero al estudio y vamos a actuar un poco como señuelo para que las orcas interaccionen un poquito con la embarcación, lo que nos podría permitir establecer algunas dinámicas para conocer mejor ese comportamiento disruptivo, por así decirlo, que pueden tener algunas orcas juveniles con los timones de algunos veleros”.

Añade que “salimos tres barcos, dos a motor de las organizaciones WeWhale y Sea Shepherd Francia, y nosotros con el velero 'Diosa Maat'”

Hay varias hipótesis sobre el comportamiento de las orcas. Los cetólogos, que estudian las conductas de los mamíferos marinos, señalan que podría tratarse de “un juego juvenil. De hecho, las primeras orcas que empezaron a interactuar con timones, como la famosa ‘Gladis’, que tenemos tres, una blanca, una gris y una negra, parece que lo hizo por ese motivo. Las orcas suelen interactuar con objetos… si le lanzas una pelota, juegan con ella. También se ha constatado que también juegan con otras especies… el problema es cuando eso ocurre con la pala de un timón, causándole daños que podrían poner en riesgo a las tripulaciones que están en alta mar”.

Ríos Martínez explica que “nuestros objetivos son varios. Por un lado, acabar con ciertas etiquetas que hablan de ataques y las tachan de asesinas, cuando no hay más que hablar con gente de la mar que se ha  bañado junto a ellas. Nunca se ha producido un ataque directo de orcas a seres humanos. Sí es verdad que esas interacciones están causando inquietud entre los navegantes”.

Además, añade que “también queremos saber, por ejemplo, con qué tipo de timones interactúan. De hecho, existe casi la certeza de que si la pala va forrada de metal, no hay interacciones, mientras que sí las hay con las palas grandes de fibra”.

Explica que “la idea es desarrollar estrategias mediante la observación a través de un velero y a partir de ahí establecer unas conclusiones”.

Durante este mes, Ríos Martínez señala que “van a pasar por el velero unas sesenta personas voluntarias. Cada semana habrá un patrón y luego un grupo de voluntarios, formando equipos de unas siete a nueve personas”.

El velero atracado en el puerto de Barbate.

Barbate- Tánger- Ceuta

El patrón del 'Diosa Maat' describe que “hay un triángulo formado por Tánger, Barbate y Ceuta que es donde se producen esas interacciones, y en esa zona es donde acudimos para estudiar qué es lo que ocurre, tras ser avisados por los dos barcos auxiliares. Una vez localizado uno de los clanes familiares de orcas y las observamos sin molestarlas, aunque estamos pensando en realizar algunas pruebas con objetos que llevamos a bordo. Es decir, queremos saber cómo reacciona una orca que comienza a interactuar con el velero y desde el mismo se le lanza una pelota. Lo que buscamos es cambiar esa conducta cambiando de juguete”.

Añade que “hablamos de una zona, el Estrecho de Gibraltar, que soporta un tráfico de unos trescientos barcos diarios, con lo que es normal que cause estrés a las especies que habitan esas aguas en la que existe una población de 35 a 40 orcas, subdivida en clanes familiares diferenciados”.

Ríos Martínez comenta que “las conclusiones se harán una vez que se analicen los datos que obtengamos durante este mes de estudio”.

Señala que “una labor muy interesante es que están realizando estas organizaciones medioambientales, es ponerse en contacto con los veleros que en estos momentos están atravesando el Estrecho para explicarles la situación, darles consejos de navegación, así como comunicar cualquier interacción que se produzca. Hay varias aplicaciones móviles y grupos formados para ello, al tiempo que se está llevando a cabo una labor de foto identificación para saber qué tipo de comportamientos tiene cada una de ellas”.

Explica que “queremos saber si esas interacciones las realizan las orcas más jóvenes, las hembras o si se llevan a cabo cuando van en grupo, así como las variables meteorológicas y de las condiciones de la mar. La finalidad es reducir la alarma y conocer mejor esas interacciones para prevenirlas dentro de lo posible”.

Advierte que “queremos evitar algunas respuestas agresivas que se están dando por parte de algunas embarcaciones que van provistas de petardos, productos químicos e incluso armas. Queremos romper esa idea de que ya no se puede navegar… evidentemente, se puede guardando cierta prudencia como siempre que uno está en alta mar. Además, las orcas están localizadas e incluso existe una zona de exclusión para barcos de menos de 14 metros de eslora”.

 

En peligro de extinción

Ecologistas en Acción afirma que en el Estrecho queda una población de menos de 40 orcas ibéricas, un subgrupo de las que viven en el Atlántico Norte, cuya alimentación preferida es el atún rojo, por lo que no es raro avistar en las costas gaditanas la llegada entre primavera y verano de estos cetáceos odontocetos -provistos de dientes y no de barbas- de un tamaño entre cinco y seis metros.

Las orcas están clasificadas en peligro crítico de extinción en la Lista Roja de la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza debido a su escaso número, la elevada mortalidad de sus neonatos y el declive del atún rojo.

Entre esas amenazas para su supervivencia  también destaca el "enorme tráfico marítimo de hasta 300 buques al día y más de 100.000 al año" que trae consigo "la actividad portuaria intensa, la contaminación de las aguas, el ruido submarino y la pesca incidental" o el uso de corrientes eléctricas para aturdir a los peces en los palangres que también puede afectarlas.

Ecologistas en Acción recuerda que, a partir de 2020, las orcas del Estrecho empezaron a mostrar "comportamientos anómalos", interactuando con veleros o pequeñas embarcaciones, lo que ha generado "respuestas agresivas de algunos marineros".

En 2020 se registraron 52 interacciones entre el Estrecho y Galicia; en 2021 se contabilizaron 197 interacciones y en 2022 llegaron a 207.

 

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