La empresa Minera los Frailes tiene todo listo para arrancar en unos meses un proyecto sin precedentes en la faja pirítica ibérica porque incluye la explotación y restauración de la mina de Aznalcóllar (Sevilla), que provocó un vertido tóxico en 1998 y se cerró en 2001.
La explotación de la mina, que ocupa 900 hectáreas, se podrá ejecutar tras conseguir los permisos medioambientales tras una espera de siete años.
En una visita a la explotación minera de Aznalcóllar, situada a 36 kilómetros de Sevilla, el director de geología de la empresa, Enrique Olivas, ha explicado a EFE los trabajos que se han hecho en los últimos años desde que en 2015 la Junta de Andalucía adjudicó a Grupo México la explotación de dicho yacimiento.
Este proyecto es la primera incursión en Europa del citado grupo mexicano, que cuenta con quince minas en operación en Estados Unidos, Perú y México que producen más de 1.200.000 toneladas de cobre y es el quinto productor integrado de cobre del mundo, y explotará este yacimiento sevillano a través de la empresa Minera Los Frailes, en la que también tiene una participación minoritaria la compañía andaluza Magtel.
Tras la luz verde que dio la Junta de Andalucía en julio a la Autorización Ambiental Unificada para este proyecto minero, que se diferencia del anterior a cielo abierto en que es una mina subterránea, el grupo mexicano prevé tener la aprobación definitiva de la consejería andaluza de Industria, Energía y Minas en unos meses, antes de que acabe 2024.
En la dilatada espera de más de siete años, Minera los Frailes ha destinado hasta ahora más de cincuenta millones a la gestión ambiental del antiguo complejo minero y a los trabajos preparatorios, que se han intensificado tras lograr el permiso ambiental y, por tanto, es casi inminente la "preoperativa" para ejecutar el proyecto minero, que llevará unos tres años, por lo que el inicio de la explotación está prevista para finales de 2027.
DEPURACIÓN DE AGUAS
Minera Los Frailes tiene previsto invertir más de cincuenta millones en una estación depuradora, que contempla la planta de tratamiento y las conducciones desde las dos cortas -la de Aznalcóllar y la de los Frailes, que está muy poco contaminada y es donde se llevará a cabo la nueva explotación subterránea- al estuario del Guadalquivir en Sevilla. Esta infraestructura ya ha sido preadjudicada a la compañía Aqualia Industrial.
En este sentido, Enrique Olivas ha asegurado que es un "engaño oponerse al vertido" porque hay que hacerlo "con o sin proyecto minero" y, de hecho, ha advertido, de que sería una "bomba de relojería" si no se interviene porque en el perímetro de la mina hay dos cortas, Los Frailes y Aznalcóllar, que acumulan 28 millones de metros cúbicos de agua de contacto con metales y que están circundadas por escombreras que quedaron abandonadas en 2001.
El proyecto incluye la depuración total de ese agua utilizando las mejores técnicas disponibles y la restauración integral de las escombreras.
Además, según este experto, es una "falacia que se hable de que podría haber un vertido tóxico", ya que los sistemas de control que se van a implementar "no tienen parangón" y se ha previsto un estricto sistema de vigilancia de la calidad del agua vertida al río.
"El agua tratada cumple plenamente con la normativa europea vigente en todos los parámetros, cercana a los valores normativa del agua potable", ha destacado Olivas.
A modo de ejemplo ha señalado que, en proporción, una bebida isotónica (tipo Acuarius) tiene veintiséis veces más zinc que el agua depurada que se va a verter al río Guadalquivir procedente de la actividad minera en Aznalcóllar.
Ha incidido en que es un proyecto "novedoso de la minería del siglo XXI" y ha recordado que conlleva una inversión global de unos 450 millones de euros y la creación de 2.000 empleos en la fase de construcción y de 450 estables en los veinte años de operación.
RESTAURACIÓN AMBIENTAL
El proyecto, promovido en su día por la administración andaluza para la gestión y restauración del antiguo pasivo ambiental del complejo minero de Aznalcóllar y para el desarrollo económico de esa comarca, incluye la restauración de todos los pasivos ambientales generados por la anterior explotación y que suponían un coste para las arcas públicas ya que era la Junta la que hasta 2015 se encargaba de la depuración del agua.
Además, la empresa se compromete a una restauración completa del complejo minero cuando concluya la explotación, que tiene un plazo estimado de veinte años, mediante la recuperación de los suelos, la revegetación y el desmantelamiento de las instalaciones industriales, ha indicado el hidrogeólogo.
La explotación cuenta con reservas de 45 millones de toneladas de cobre, plomo y sobre todo de cinc y se prevé procesar 2,7 millones de toneladas de estos minerales cada año para obtener 170.000 toneladas anuales de concentrado de zinc, 55.000 toneladas de plomo, 13.000 toneladas de cobre.
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