En una inusual declaración oficial de sus organizadores, después de la reunión del Consejo de Administración del evento esta mañana, al danés se le declaró “persona non grata”, lo que quiere decir, según explicaron a Efe fuentes del Festival, que se le pedirá “discrección”.
Si se le llega a dar un galardón el próximo domingo, Trier deberá aceptar no subir a recibirlo, añadieron las fuentes, que revelaron que al realizador se le ha pedido, en resumen, que deje de destacar tanto por lo que dice y más por lo que hace.
Y lo que dijo fue tan grave que el presidente del evento y antiguo delegado general, Gilles Jacob, el alma de este Festival, judío para más señas, aseguró que nunca había pasado antes algo semejante en 64 años de historia del considerado primer festival cinematográfico del mundo.
El cineasta se descolgó este miércoles diciendo que simpatizaba con Adolf Hitler. “Yo entiendo a Hitler aunque comprendo que hizo cosas equivocadas, por supuesto. Solo estoy diciendo que entiendo al hombre, no es lo que llamaríamos un buen tipo pero simpatizo un poco con él”, aseguró.
El director posteriormente pidió disculpas y dijo no ser antisemita: “Si he herido a alguien (...) me disculpo sinceramente. No soy antisemita ni tengo prejuicios raciales de ninguna clase ni soy un nazi”, manifestó Von Trier en un comunicado.
“Es un hecho lo suficientemente grave”, declaró Jacob, quien llamó a su despacho a las agencias de noticias, entre ellas Efe, para explicar la decisión del Consejo de Administración del Festival, reunido la mañana de ayer, casi 24 horas después de las polémicas declaraciones de Trier.
No se expulsa, pues, de Cannes al director, cuya última polémica cinematográfica fue precisamente la creada por su sangrienta Anticristo, presentada hace dos años a concurso –Trier no se llevó la Palma de Oro– pero se le amonesta. Aunque se le tienen en cuenta las disculpas, reiteraron Jacob y el delegado general del Festival, Thierry Frémaux.
El Festival recordó en una nota oficial que “ofrece a los artistas de todo el mundo una tribuna excepcional para presentar sus obras y defender la libertad de expresión y de creación”.
Pero el Consejo de Administración subrayó que “lamenta profundamente que esta tribuna haya sido utilizada por Lars Von Trier para pronunciar palabras inaceptables, intolerables, contrarias a los ideales de humanidad y generosidad que presiden la propia existencia del Festival”.
“¿Dónde se sitúa? No tengo ni idea”, agregó el delegado general del festival sobre la tendencia ideológica del director danés.
“Lo que sé es que, –quizás por primera vez–, le hemos visto muy afectado; hemos visto que había una diferencia entre ayer por la tarde y hoy por la mañana, cuando ha tenido en cuenta que la broma o la provocación tiene su momento y que ha medido el mal que ha hecho y que se ha hecho”, agregó Frémaux.