Los investigadores fueron informados por responsables de algunas chatarrerías en las que se había rechazado ese cable para catenarias al sospechar que era robado.
Posteriormente, una persona informó a los agentes de que había encontrado abandonado este material en contenedores donde lo arrojaron los ladrones al no poder venderlo. La Guardia Civil consiguió recuperar este material, junto a 130 kilogramos de cobre, escondido en un pozo de ocho metros de profundidad.