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Arcos

“No me muestro en mis poemas, sino que expongo mi visión del mundo”

Entrevista con el poeta de Arcos Abraham Guerrero, autor de 'Polvo y tierra'

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  • Abraham Guerrero nos habla de su nuevo libro. -

POR PEDRO SEVILLA

El Parador de Turismo es un muestrario de cristaleras, un álbum de luz, pero la tarde de noviembre cae pronto. No es como sus parientes de septiembre, o de octubre, que caen lentamente, juanramonianamente. Comienzas un café encendido de sol azafranado, y lo terminas en la más completa oscuridad, aunque aún las campanas de Santa María, tan cerquita, no hayan dado sus siete golpes de bronce, sus siete de la tarde en el reloj de Dios. 

Más o menos eso nos pasó al poeta Abraham Guerrero Tenorio y a mí una de estas tardes. Quedamos a las cinco para hablar de ‘Polvo y tierra’, su libro de poemas recién publicado, y con la charla se nos hizo de noche. 

Antes de hablar de ‘Polvo y tierra’, me dice al llegar y como entre paréntesis, un paréntesis sonriente y algo tímido, quiero comentarte que me han concedido una beca a la Creación literaria del Ministerio de Cultura. Es una novela que tengo ya casi lista, aunque sin fecha de publicación ni editorial. Es una novela coral, y es, creo, me sigue diciendo, más novela, en sentido estricto, que ‘Las luces de Hannover’. Tiene más unidad temática. 

Aprovecho para preguntarle si sigue su entusiasmo con Roberto Bolaños, uno de los nombres que, junto a Cela o los del boom latinoamericano, esgrime siempre que se habla de prosa y me dice que sí, que Bolaños es uno de sus grandes maestros.

 

Y de los de aquí, ¿Antonio Hernández?

– No precisamente. A Antonio Hernández lo sigo más en su poesía, que me parece excelente, que en su prosa. No es que no me guste, pero no es para mí determinante como sí lo es su poesía.

‘Polvo y tierra’ es el tercer libro de poemas. El primero, ‘Los días perros’ fue una gran sorpresa, y el segundo, ‘Toda la violencia’ Premio ‘Adonais’ 2020. ¿Qué hay de nuevo aquí?

– Creo que hay diferencia entre los tres, quizás menos en estos dos último. En ‘Los días perros’ intenté una voz más moderna, llamar la atención y romper la métrica. De alguna manera quise sorprender. En estos dos últimos he atemperado el ritmo, me he ceñido a lo clásico, que es siempre la mejor manera de sorprender, de ser original. Pienso que ‘Polvo y tierra’ es un libro menos narrativo, más cuajado poéticamente.

No me gusta poner apellidos a la poesía porque es acotarla, demediarla, pero en estos tres libros no se abandona una preocupación social, una carga de exposición, más o menos evidente, de problemas sociales como el éxodo laboral de los jóvenes. ¿Podemos hablar de poesía social?

– Creo que la poesía social está más estigmatizada de lo que debería. Hay que huir, claro, del poema aleccionador y por supuesto del panfleto político. Yo sólo me planteo ser honesto, no dar consignas sino exponer lo que me inquieta. Yo no me muestro en mis poemas, sino que expongo mi visión del mundo en clave poética. ¿Acaso no es social cierta poesía de Cernuda, o Lorca? ¿Y no es, esa poesía, auténtica y verdadera?

Quizás ahí esté la clave, ¿no?, en que sea verdadera la poesía.

– Claro. Por ejemplo, nuestro poeta Julio Mariscal. En ‘Corral de muerto’ hay hondura, sencillez, ternura y, sin él proponérselo expresamente, poesía social, pero no poesía de partido. La grandeza de Julio Mariscal es que supo colocar al hombre, al ser humano, en el centro de su poesía. No hablaba, no escribía sobre consumidores, ni sobre votantes, sino sobre seres humanos, y así las prostitutas de sus poemas, los jornaleros engañados o los muertos de su  “Fosa Común” son seres humanos, seres sagrados.

Abraham Guerrero Tenorio nació en 1987 y comenzó a publicar en el entorno de ‘Ucopoética’, aunque con poetas nacidos posteriormente, ya mediada la década de los noventa. ¿A qué poetas considera de su generación?

– Se me asocia con Rosa Berbel, Carlos Catena, Estefanía Cabello. Y por supuesto con un poeta para mí admirable, Ben Clark.

Muchos de ellos han pasado ya por ‘Algarabía’, esa convocatoria anual del Círculo de la Unión que mantiene en unión de José María Olivera y que forma ya parte de los veranos arcenses.

– Sí. Uno trata de traer a su pueblo todo lo mejor que ve fuera, y ahí está esa apuesta de todos los veranos.

Se acaba de publicar una antología de poetas de Arcos en la que lógicamente estás incluido. Su autora es la profesora María del Carmen García Tejera y en la casa común que es toda antología ha puesto tu nombre a vivir con los de los grandes poetas arcenses surgidos desde la mitad del siglo XX hasta ahora.

– Para mí es una exigencia que me impongo. Sé que formo parte de un grupo de nombres importantes en la poesía española y eso me enorgullece y me exige. Quiero estar a la altura de ellos y sé que eso sólo se consigue con humildad y mucho trabajo.

Su libro se presenta este viernes 22 a las ocho de la tarde en la capilla de la Misericordia, y estará acompañado por la profesora María Jesús Ortega.

– A María Jesús Ortega, a la poeta María Jesús Ortega, le debo mucho. Fui alumno suyo y encauzó mis lecturas. Fui un adolescente díscolo y ella me descubrió nombres que luego han sido fundamentales para mí. Se empeñó, entre otras cosas, en que leyera a Luis Rosales. Que me acompañe en esta presentación es una forma de pagarle todo lo que le debo.

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