El Sevilla Fútbol Club lleva un tiempo viviendo en su seno la expresión "montar un circo y que crezcan los enanos". Tras las desventuras deportivas e institucionales, el conjunto hispalense se ha encontrado con la sorpresa de ver cómo uno de sus jugadores está imputado por un supuesto fraude deportivo.
Kike Salas, que acudió el pasado martes a declarar en Morón de la Frontera, su localidad natal, habría forzado tarjetas amarillas para hacer que sus amigos consiguieran beneficios económicos en distintas casas de apuestas deportivas. La noticia llegó de sorpresa al club de Nervión, que lanzó un comunicado en sus redes sociales mostrando "su total respeto a los procedimientos judiciales. Igualmente, quiere destacar su respeto al principio de presunción de inocencia de nuestro futbolista. Naturalmente, el Sevilla FC condena cualquier conducta fraudulenta en el mundo del deporte y en particular las que puedan afectar a la integridad de la competición", rezaba el mensaje.
Tras casi 24 horas de incertidumbre, Kike Salas ha entrenado este miércoles con total normalidad junto al resto de sus compañeros a la espera de una resolución judicial que no sabe cuánto puede tardar en llegar. Para más inri, el futbolista había despertado el interés de la Lazio y su futuro futbolístico se encuentra, de momento, paralizada a expensas de lo que ocurra.