Las mujeres -dos de ellas menores de 16 y 17 años- eran traídas a España con falsas promesas de trabajo, la mayoría en patera hasta Algeciras, y las sometían a través del vudú y amenazas a sus familias en Nigeria para que les devolvieran entre 30.000 y 50.000 euros por el coste del viaje.
La operación se adelantó porque la red iba a obligar a abortar a una menor, utilizando técnicas abruptas y rudimentarias como brebajes. Esta facción catalana también tendría chicas explotadas en otros puntos de España.
Las mujeres llegaban a Cataluña tras una larga travesía que en general pasaba por Senegal y Canarias para llegar en patera a Algeciras, aunque también podía ser por Algeria y Marruecos, Níger, Libia e Italia y por la parte oriental, por Irán, Turquía y Grecia.
Durante este viaje habrían sido víctimas de abusos sexuales. Además de la prostitución, muchas acababan también dedicándose al hurto.