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Chronicle: no todo el mundo puede ser Superman

¿Qué harías si tuvieras superpoderes? ¿Cómo te comportarías si un buen día te convirtieras en una mezcla de jedi, X-men y Superman?

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¿Qué harías si tuvieras superpoderes? ¿Cómo te comportarías si un buen día te convirtieras en una mezcla de jedi, X-men y Superman? Puede que algunas de las respuestas plausibles las encontremos en Chronicle, una cinta que pretende abordar de forma diferente el ya tan trillado género de superhéroes.

Precisamente ese es el gran activo de la película que firma Josh Trank. El debutante se vale del formato de falso documental cámara en mano -fórmula que popularizó 'El proyecto de la bruja de Blair' y que repitieron, con mayor o menor fortuna, títulos como Mostruoso, Paranormal Activity o REC- para enseñarnos la otra cara de los superhéroes.

Al enfrentarnos a Chronicle es inevitable no recordar lo que le dijo Tío Ben al joven Peter Parker: "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad". Los protagonistas de esta aventura también son adolescentes, aunque hay varias diferencias. Afortunadamente.

En este caso son tres -Dane DeHaan (Andrew), Alex Russell (Matt) Michael B. Jordan (Steve)- y no residen en Nueva York, sino en Porland. Tampoco les pica ningún insecto, ellos simplemente encuentran algo bajo tierra que les concede facultades telequinéticas. Por cierto, en este punto inicial o entras en el juego y te dejas llevar aceptando la mayor... o adiós película, porque Trank y su guionista (Max Landis) se hacen un Lost en toda regla y no tienen a bien explicar nada de esa extraña fuente de poder.

Si seguimos en el ajo, con la cámara de Andrew siempre como testigo, veremos cómo según los jóvenes van probando sus nuevas capacidades éstas van aumentando. Así, los tres se convierten en auténticos superhombres a la altura del mismísimo Kal-El. Incluso pueden volar. Pero lo que comienza como un juego para gastar bromas pesadas y fardar ante los compañeros de instituto, acabará en tragedia. Se veía venir, no todo el mundo es un buen 'boy scout' como Clark Kent.

SUPERPODERES... Y ALGO MÁS

Y es que Trank y Landis se preocupan por contar algo más que la típica historia trufada de lucha y explosiones con buenos y malos de manual primaria. Estos personajes ya están en el instituto así que Chronicle intenta ir dibujando a sus protagonistas -'teenagers' arquetípicos, para bien y para mal- para motivar sus decisiones en el 'in crescendo' de la trama. Un esfuerzo que, aunque a veces fallido, es de agradecer.

Como también lo es el hecho de que con un presupuesto que no supera los 13 millones de dólares Trank nos presente un producto de impecable factura técnica y con unos efectos especiales -elemento imprescindible para una historia de esta índole- muy contundentes. A la vista del potente final con el que nos obsequia, es evidente que ha exprimido con inteligencia hasta el último centavo.

Todos estos ingredientes -y una buena campaña viral- explican cómo Chronicle amasó casi sesenta millones solo en la taquilla estadounidense. Una potente carta de presentación que supera -en contenido y continente- a otras cintas con más recursos pero menos atrevimiento e imaginación que intentaron dar una vuelta de tuerca al género como Hancock, Jumper, Push o Soy el número cuatro. Una pena que sus "superhéroes" siguieran todavía en el instituto.

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