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Los vecinos apoyan la ocupación del palacete de Manuel Rancés, con condiciones cívicas

Los vecinos le dan un voto de confianza al colectivo, pero no quieren problemas de ningún tipo. cumplimiento. En caso de conflicto, los vecinos no dudarán en ponerse en manos de la justicia

  • El edificio situado en la calle Manuel Rancés, 18 -

Desde que el pasado jueves un colectivo, denominado posteriormente Centro Social Okupado y Autogestionado La Higuera, ocupara el palacete situado en Manuel Rancés, número 18, el vecindario no se ha parado de preguntar qué es lo que se está ‘cociendo’ allí. Esto es lo que se ha podido desprender de las respuestas de los vecinos de la zona, sobre la situación del inmueble que ha pasado a ser ‘habitado’ y el futuro que puede tener, haciendo un paralelismo con el edificio Valcárcel.

 
Por parte de los integrantes del colectivo La Higuera, quienes ha decidido guardar silencio ante los medios, de momento, echaron bajo la puertas de varias casas una carta donde saludaban a la vecindad y le daba parte de lo que allí pretendían hacer. “Ese es el único contacto que hemos tenido con ellos”, comentaba una anciana que sembraba las dudas sobre el colectivo. 
 
Sobre qué es lo que van hacer en el palacete, los vecinos y comerciantes de la zona no dudan en ver “la parte positiva de la ocupación” que, a juicio de ellos, “es la labor social que pueden hacer”, pero todos coincidían en los que “no” deben hacer. “Si no hacen nada perjudicial para los vecinos, no tenemos problemas en que estén en el edificio”, resaltaban en el Bar Cicuta, en la misma calle. De lo contrario, amenazaban, “nos movilizaremos legalmente”. 
 
Parte “negativa”
Por otra parte, no todo iba a ser bienvenidas. En un gimnasio cercano se manifestaban “totalmente contrarios” a este tipo de prácticas, matizando “no por las personas, puesto que no las conocemos, pero sí por el hecho en sí de ocupar un edificio”. 
 
Con respecto a las actividades que pretenden llevar a cabo desde el colectivo, en el centro deportivo dudaban “si realmente harán eso que dicen o se dedicarán a otros asuntos”. 
Otros comerciantes, como el caso de una frutería cercana, que no se habían enterado de la noticia, opinan “favorablemente” siempre que sea “para hacer un bien a la ciudadanía”.  
 
En las próximas semanas se verá cuál es la situación del colectivo que, aunque cuentan con el apoyo de la mayoría de los vecinos, están algo escépticos por lo que pueda pasar, dejando bien patente “que no queremos nada raro que perturbe la vida de los habitantes del barrio”. Aunque el colectivo deja claro en una carta que intentarán “causar las menores molestias posibles”.

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