El Blancos de Rueda rozó la gesta de vencer dos veces en la misma temporada a un Barcelona que fue a remolque durante prácticamente todo el partido, pero que supo administrar mejor la presión final (82-88), merced a la calidad de jugadores como Huertas, Mickeal y Lorbek, que no fallaron.
Vallisoletanos y catalanes salieron a la cancha muy organizados, lo que se tradujo en un equilibrio en el marcador ya que, si bien el Barça tomó la iniciativa en el tanteo, el cuadro local supo reaccionar, sobre todo tras la salida de Hunter, que potenció el juego interior de su equipo, para adquirir una pequeña ventaja (13-10).
Los cambios efectuados por Xavi Pascual en el cuadro azulgrana reequilibraron el juego, de la mano de un efectivo Huertas, que volvió a dar el control a su equipo, de forma momentánea, ya que una última canasta de Grimau estableció el 22-21 con el que finalizó el primer cuarto.
La arrolladora salida de los vallisoletanos sorprendió a un Barcelona al que no dio tiempo a organizarse en defensa, lo que le permitió ampliar la renta hasta los ocho puntos (31-23), que el técnico catalán intentó frenar con un tiempo muerto, el cual resultaría muy efectivo.
De hecho, un parcial de 0-6, merced a la mejoría defensiva, concedió a los catalanes la posibilidad de recortar diferencias para situarse a dos puntos (31-29) y hacer que el entrenador del Blancos de Rueda, Roberto González, tuviera que solicitar un receso para reorganizar a sus jugadores.
La reacción tardaría en llegar, lo que aprovecharon los azulgranas para recuperar el dominio del marcador, merced al acierto desde la línea exterior (36-38), hasta que el cuadro local hizo valer su capacidad de lucha en el juego interior, con Nacho Martín, y un Ewing que se atrevió con los triples, para dejar el electrónico en 45-41 antes del descanso.
La maquinaria local se había engrasado y, con un consistente juego colectivo, impusieron un intenso ritmo que volvió a pillar desprevenidos a los catalanes, para aumentar la renta hasta los nueve puntos (55-46), que trajo consigo un nuevo tiempo muerto de Pascual.
El Barça aumentó de forma ostensible la presión defensiva lo que, a priori, no impidió a los locales conseguir una máxima renta de diez puntos (62-52), hasta que Nathan hizo valer su poderío físico en la pintura para dejar el marcador en 64-58, que Huertas reduciría aún más con un triple sobre la bocina (66-61).
Quedaba un último cuarto con las espadas en todo lo alto en ambos bandos, de ahí que se impusiera un intenso ritmo, que aprovechó el Barcelona para sitiar a los locales (68-65), presión que mantendría de forma constante de la mano de un seguro Huertas en la dirección, que supo mover bien a sus compañeros.
Así, a falta de dos minutos y medio, el marcador reflejaba un 76-73 que dejaba abierta cualquier opción, pero el Barça controló mejor esos últimos minutos, con Lorbek como protagonista, para establecer el 78-82, a falta de 32 segundos, que ya sería definitivo para que los azulgranas amarraran la victoria, no exenta de polémica, por algunas decisiones arbitrales muy protestadas por los locales.