En fútbol las ocasiones marradas dejan tan mal sabor de boca como sensaciones incompletas de haber cerrado un encuentro por goleada. El que perdona lo paga y ésa máxima se ajustó a las mil maravillas en un Unión Poli que volvió a empatar. Octavo empate de la temporada y lo más preocupante, tercero consecutivo.
Una tras otra fueron las ocasiones de los portuenses, que pudieron sellar el peor encuentro de la temporada como local. Lejos de los partidos anteriores, los de Toni Oreni padecieron las innumerables goles cantados de los que dispusieron. Por la derecha, por la izquierda, alto, ajustado, desde lejos y desde cerca. De todas las maneras posibles, los gualdiverdes no encontraron la puerta de El Bosque, penúltimo y que se aprovechó de las pólvora mojada local.
No hubo manera ni forma para poder perforar la meta. Con el paso de los minutos se constató que habría que esperar, que el encuentro no tendría demasiados goles que celebrar a pesar de las numerosas (al menos ocho) de las que dispusieron. Los serranos, al filo del descanso (40’) hicieron hacer realidad los peores augurios. Un error defensivo ayudó al 0-1, tocaría sufrir y seguir intentándolo una y otra vez.
Con un equipo volcado sobre la meta visitante, hubo que esperar hasta el final. El Bosque, con uno menos, padeció la presión y la insistencia. Y lo que había sido imposible hacer de jugada, llegó a balón parado. Una falta al filo del balcón del área y de forma magistral botada por Adri Colorado, llevó la alegría con el empate. El lanzamiento, a la derecha del guardameta, hizo estéril la estirada de éste.
Al menos se salvaba en parte los muebles. Las tablas no hace sino sacar al Unión Poli de los puestos de descenso y colocarse quinto.
