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El Puerto

Nina

En la actualidad no nos sorprende que una mujer sea empresaria pero en aquellos tiempos en los que ella encabezó la suya si fue un modelo a seguir.

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Cristobalina Macías García, o como  todos la conocíamos “Nina”,  nos dejó el pasado jueves 8 de mayo. Mujer incansable y trabajadora que dedicó toda su vida a la empresa familiar. Contaba que desde muy pequeña había estado junto a su padre, cerca de los trenes, ya que antiguamente todo lo que se enviaba o se recibía se realizaba por este medio.  Creció entre paquetes y más paquetes.  Con el paso del tiempo se hizo cargo de la empresa, la cual bautizó con su propio nombre o su diminutivo “Transportes Nina”. 

Todo lo que la rodeaba al final lo acababan llamando igual, incluso a su cuñado Luis Iñigo, que lo conocían como “ Luis de Transportes Nina”. Aunque pocos lo saben, ella transportaba muchísimas cosas, pero sobre todo llevaba a todo los rincones del país, un trocito de nuestro Puerto, ya que enviaba el vinagre elaborado en nuestra ciudad. Justo el día que enfermó me contaba como le gustaba preocuparse por sus clientes, porque aún con sus casi 80 años de edad seguía al pie del cañón. Contaba que había que estar encima siempre, porque el cliente necesita que lleguen sus envíos y que cuanto más rápido mejor. Ese día estaba liada con unas cajas para Italia. Su empresa se establece en el polígono industrial.

En una modesta oficina ha pasado toda su vida, rodeada de sus diplomas de estudiante y de su pequeña capilla como ella la llamaba, encabezada por una imagen de Santa Ángela de la Cruz a la cual profesaba especial devoción, al igual que a María Santísima del Dolor y Sacrificio, a la que acompañaba cada Martes Santo. “Portuense de pro” ha sido un claro ejemplo de mujer trabajadora y empresaria, ya que se podría decir que fue una de las mujeres pioneras en lo que comúnmente diríamos “llevar una empresa”. En la actualidad no nos sorprende que una mujer sea empresaria pero en aquellos tiempos en los que ella encabezó la suya si fue un modelo a seguir. Además de esto hay que pensar en el tipo de actividad a la que se dedicaba, por lo que lo más justo sería que nuestro Ayuntamiento reconozca y recuerde su nombre en alguna de las calles de nuestros polígonos o alguna glorieta que adornan los mismos, lo cual imagino le gustaría mucho más, ya que amaba a las plantas. Una figura como ella nunca puede caer en el olvido. Espero de corazón, que estés disfrutando de todas aquellos seres queridos que te habrán recibido con los brazos abiertos en el cielo.

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