Apenas una semana después de la detención del único acusado hasta ahora por el doble crimen de Almonte, la familia de las víctimas (por parte paterna) ha emitido un comunicado en el que resume las sensaciones de 14 meses infernales, agradece la actitud del pueblo de Almonte, ensalza la labor de los investigadores y se encomienda a la Justicia para que se esclarezcan unos hechos que tienen conmocionada a la localidad almonteña. A continuación, reproducimos íntegro el comunicado.
El día 27 de abril de 2013 alguien profanó el hogar de nuestro hijo y hermano Miguel Ángel y acabó con su vida y con la de su hija. María tenía 8 años, y tal y como corresponde a todos los niños de su edad era un ser blanco e inocente, un auténtico ángel cuya luz se difuminó esa oscura noche en manos de una vil alimaña que con una premeditada organización sesgó su camino y el de su adorado padre.
El 27 de abril el autor de los hechos dejó a esta familia en la más absoluta de las orfandades; nos sentimos huérfanos de felicidad, de ilusión y de vida, pero a la vez esta tragedia nos ha llenado de un agradecimiento eterno al pueblo de Almonte. Por ello queremos agradecer las enormes muestras de respeto, afecto, solidaridad y condolencias mostrados a lo largo de estos 14 meses.
Se hace necesario para nosotros mostrar nuestra más sincera gratitud a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, representadas en la Unidad Central Operativa (U.C.O.) por el intenso y minucioso trabajo así como por el respeto y seria labor que han desempeñado a lo largo de estos meses.
Esta familia durante estos largos 14 meses ha respirado única y exclusivamente por el esclarecimiento de los hechos, pero siempre en silencio y respetando el escrupuloso trabajo de los investigadores. Nunca señalamos a nadie, nunca acusamos a nadie, nunca increpamos a nadie. Nuestra familia solamente se reunía para llorar y para aliviar nuestra impaciencia y no para reclamar culpabilidades o inocencias de nadie. Desde un primer momento tanto nosotros como este pueblo entendimos que no era esa nuestra tarea. Por ello y a pesar del dolor y la necesidad de saber, nos entregamos todos a una verdad que sólo podía venir de los profesionales que en este caso han trabajado.
Por muchas víctimas que esta tragedia haya dejado a su paso no podemos olvidar que las únicas víctimas que no pudieron defenderse aquel día se llamaban Miguel Ángel y María, por tanto esperamos y deseamos que nadie pierda el norte de esta terrible historia. Lo que ocurre hoy es consecuencia de lo que pasó hace 14 meses. Esta familia no va a permitir bajo ningún concepto que se glorifique a un presunto asesino, por lo que confiamos en la sensatez y cordura del pueblo de Almonte, tal y como le caracteriza.
Es primordial por tanto que al igual que los familiares y resto del pueblo hemos dejado trabajar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, lo sigamos haciendo pero ahora con la Justicia. Eviten así los juicios paralelos y las defensas a toda costa a base de confusiones e informaciones contradictorias. Ahora más que nunca es necesario dejar trabajar en paz y serenidad al Juzgado que lleva la instrucción de este caso, sin movimientos públicos de exaltación sentimental con vistas a poder alcanzar el total esclarecimiento de los hechos.
La Justicia habló el pasado 27 de Junio, justo 14 meses después, y aunque este proceso aún no está acabado debemos todos realizar un enorme esfuerzo de respeto hacia los verdaderamente legitimados para esclarecer esta tragedia. Lo que determina el resultado de una investigación de estas características es justamente la propia investigación y no la opinión y concepto absolutamente subjetivo que tengamos de la persona señalada.
Nuestro hijo y hermano era una persona inocente, un buen hombre que jamás en su corta vida hizo daño a nadie, él no necesitaba estar rodeado de grandes cosas; su mayor tesoro era su princesa, como él la llamaba. Era conciliador y generoso. El resultado de su lealtad fue que no le permitieran defender a su hija; resulta difícil hacerlo desde el sigilo con el que se actúa desde la cobardía y la traición.
Esta familia va a seguir mostrando paciencia y respeto, pero jamás abandonaremos nuestra lucha y para ello contamos con el apoyo de este ejemplar pueblo y con la luz de nuestra querida María que nos va a seguir iluminando en este duro y largo proceso para que finalmente se haga justicia por su asesinato y por el de su adorado padre.
La situación personal por la que actualmente atraviesa esta familia es tremendamente delicada, por lo que rogamos a los medios de comunicación que puedan entender la imposibilidad de atender las constantes llamadas que estamos recibiendo y respetar la intimidad de la familia.