El primer ministro británico, Gordon Brown, vivió ayer su primera victoria electoral desde que asumió el poder en junio de 2007 después de que los laboristas fuesen capaces de mantener el escaño de la circunscripción escocesa de Glenrothes.
Estas elecciones se celebraron la pasada jornada y los sondeos auguraban una victoria al Partido Nacionalista de Escocia (SNP).
De esta forma, Brown pone fin a las cuatro derrotas consecutivas que había experimentado en las urnas desde que se mudó al número 10 de Downing Street y confirma los indicios de recuperación que las encuestas habían apuntado a raíz del protagonismo que había adquirido en el liderazgo internacional ante la crisis de crédito.
Tras el varapalo sufrido el pasado mes de julio en Glasgow Este, donde perdió la mayoría de más de 13.500 papeletas con las que contaba, el Laborismo temía la cita celebrada ayer en la circunscripción del conocido como Reino de Fife, pero finalmente su candidato Lindsay Roy, director del centro escolar Kirkcaldy High School en el que el propio Brown cursó sus estudios, logró mantener el asiento en Westminster que se puso en juego tras la muerte el pasado mes de agosto del diputado laborista John McDougall.
Sin embargo, el resultado más importante de la cita de hoy es el fin de la sucesión de derrotas en cadena sufridas por el mandatario escocés, que vio cómo los suyos lograban 19.046 votos, por los 13.209 obtenidos por los nacionalistas escoceses, en una cita que recabó una participación del 52,37%.
Un saldo inferior al recabado en 2005, del 56,1%, al igual que la diferencia conseguida por los laboristas, de 10.664 papeletas hace tres años.