El fulgurante inicio liguero del Sevilla ilusiona incluso al más escéptico de la grada. Los hombres de Emery, con un 16 de 21 puntos posibles, no son terceros por mera casualidad. Y es que aunque esto no ha hecho más que comenzar el conjunto nervionense continúa inmerso en la misma fórmula con la que alcanzó el Olimpo europeo hace ahora cinco meses, completando un segundo tramo de temporada casi perfecto. De tal modo, el técnico vasco y la dirección deportiva viene a demostrar con resultados que todo no es cuestión de nombres, sino de hombres, y en eso el Sevilla viene siendo el primero en la última década.
La Europa League se presenta como la cuarta opción real en diez años para levantar un nuevo entorchado. En la Copa del Rey el equipo está obligado a hacer borrón y cuenta nueva tras el fiasco del último invierno frente a un Racing de Santander de Tercera. Pero en la Liga, por más que desde el club echen balones fuera, están expuestos los principales objetivos de la entidad. Aunque uno brilla por encima de todos, la cuarta plaza liguera. Es decir, obtener un billete que al menos dé la posibilidad de participar en la previa de la máxima competición continental. No es un mero deseo, que también, sobre todo de cara a seguir ilusionando a una afición que ahora sí vuelve a remar a la par que el equipo, sino una necesidad con el fin de seguir creciendo.
Regresar a la Liga de Campeones supondría mucho más que sueños y emociones, sino también realidades. Es decir, una inflación económica a la altura de una rica competición como es la Champions proporcionaría al club y a sus arcas la opción de aumentar el rendimiento deportivo en la que sería la tercera temporada de un proyecto diseñado precisamente para tal tiempo. Ello significaría, entre otras cuestiones, que jugadores con cartel como Bacca, M’Bia o Krychowiak, entre otros, tuvieran más posibilidades de quedarse, ante la incesante competitividad en el mercado de los colosos. Ni que decir que con una plaza para Champions la cartera para compras se engrosaría considerablemente, optando a futbolistas de mayor nivel, aunque los antecedentes en este caso no siempre son halagüeños. Aún así, aumentar el presupuesto acercaría al Sevilla un poco más a una Liga que por estas alturas sigue siendo inalcanzable, pero el simple hecho de participar en la Liga de Campeones habitualmente te hace crecer a pasos agigantados.
Como claro ejemplo, la participación del propio Sevilla en las ediciones de la 2007/2008 y de la 2009/2010. Por entonces, tan sólo en la fase de grupos ingresó una cuantía muy similar a la que ha obtenido en este pasado ejercicio por ganar la Europa League (alrededor de 11 millones de euros). A ello sumándole casi 4 millones de euros por ir pasando de ronda y 1 millón por partido ganado, más la cuota televisiva, nada parecida a la que te ofrecen jugando en la segunda competición europea.
Razones de peso que desde Nervión, al menos en su seno, no esconden. Además, si nos atenemos a las últimas declaraciones de los protagonistas nos encontramos con Monchi, que comentaba que disputar la Liga de Campeones “debe ser el objetivo fundamental”. O el propio Emery, cuando allá en agosto quitaba hierro a la obligación de clasificarse para Champions, pero no escondía su “deseo de jugarla con el Sevilla”.
En el Sevilla saben bien lo que quieren, o mejor dicho, lo que pretenden y en esta ocasión, si hubiese que elegir, la prioridad no responde a un nuevo título, sino a una cuarta plaza liguera que abriría decenas de puertas de cara al futuro más cercano. El objetivo es crecer como en las anteriores dos ediciones en las que participó, cuando por entonces los de Nervión sí se podían permitir mantener a los Kanouté, Luis Fabiano, Palop, Negredo o Jesús Navas.