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Cádiz

La Academia de Bellas Artes de Cádiz busca salir del olvido

Actualmente la Institución se encuentra inventariando su colección de pinturas, grabados y dibujos. Tras marcharse del edificio las escuelas, esperan un patrocinio privado o público que les devuelva el esplendor que se merece

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Casi escondida de las miradas del público se halla la sede de la Real Academia Provincial de Bellas Artes de Cádiz. En vez de contar con una entrada por la plaza Mina, tal y como la tiene el Museo de Cádiz, la tiene por el patio de la edificación, por el Callejón del Tinte, lugar ahora solitario tras la marcha de las diferentes Escuelas de Oficios y Artes que albergaba hasta hace bien poco, que no de Bellas Artes, y que tomaron el rumbo hacia su nueva ubicación en el flamante barrio de Astilleros de la Capital.

La sede de la Real Academia Provincial de Bellas Artes de Cádiz es ahora más que una bella escondida, una bella olvidada. Olvidada de la mano de las administraciones que muy lejos de los tiempos de bonanza y alegría crematística se aferran al término crisis para no desembolsar una serie de partidas para que esta Institución pueda continuar con su intensa labor cultural.

La contemplación del patio por el que tiene su entrada la Academia de Bellas Artes desde el Callejón del Tinte provoca la tristeza al percibirse con un poco de imaginación si no se le conoció tiempo mejores, la decadencia y la dejadez. Los desconchones de la fachada de la Academia conviven con unas extrañas molduras de colores existentes en la pared enfrentada, la que fuera la entrada a las Escuelas de Oficios. Donde hubo placas de materiales nobles, ahora quedan las secuelas de haber sido éstas arrancadas de cuajo, sin cuidado, sin nobleza.

Donde hubo un drago centenario cuyo fallecimiento dispuso para la gresca a las administraciones encargadas de velar por el Medio Ambiente, ahora queda un precioso acebuche, lo único nuevo entre tanto viejo y ajado.

Pero al entrar a la Academia no mejora el asunto. Los años de convivencia con las escuelas de oficios se notan pues hasta llegar a la Institución filial de la Real Academia de San Fernando de Madrid hay que atravesar escaleras y pasillos ya sin vida y sin cuidado.

Preside la Real Academia Provincial de Bellas Artes de Cádiz Javier de Navascués y de Palacio, doctor arquitecto que lucha por su Institución con las armas que tiene a su alcance. Navascués explica a este medio que en la actualidad están entregados a la catalogación de las obras que contiene la sede y que superan los 7.000 grabados y estampas y una biblioteca con incontables piezas de gran valor, por no hablar de lienzos, frescos y otras obras que allí están depositadas.

"Ni siquiera podemos ofrecer la posibilidad de que quienes quisieran hacer uso de la biblioteca para enriquecer una tesis o un trabajo de investigación pueda hacerlo", señala el presidente al hacer notar que la falta de recursos provoca que no tengan personal cualificado para atender a este tipo de visitas, es decir, un conserje que vele por la integridad del edificio y de la riqueza patrimonial que posee.

Un buen mecenazgo sería una magnífica opción a tener en cuenta, pero el mecenas no llega. De hecho, estaba previsto a raíz de la exposición que bajo el título de Generales de la Revolución, muestra de grabados que a mediados de este año tuvo lugar en El Corte Inglés de Cádiz y organizada por la Academia, se le iba a proponer al presidente de dicha gran empresa, Isidoro Álvarez, que aceptara ser académico de la Institución. Pero la inesperada muerte del empresario truncó esa vía.

"Habíamos encargado a Galván dos encuadernaciones especiales y lujosas del tomo sobre la exposición Generales de la Revolución para entregárselas a dos personalidades. Uno al Rey y el otro a Isidoro Álvarez, pero no pudo ser", detalla Javier de Navascués, refiriéndose al fallecimiento del empresario que podía haber sido el mecenas de la Institución.  

Una gran exposición
El Aula de Humanismo del Instituto de Academias de Andalucía, la Real Academia de Bellas Artes de Cádiz y el Corte Inglés de Cádiz se unieron en junio de 2014 la exposición Generales de la Revolución, compuesta por una treintena de grabados de los generales franceses que hicieron posible el triunfo de la Revolución Francesa y que lucían en planchas de tamaño considerable. Dicha muestra puede considerarse, a excepción  de las labores de catalogación que vienen llevándose a cabocon grabados y estampas propios de los fondos, la última actuación de cara al  público de la Academia de Bellas Artes de Cádiz.

Las obras forman parte de una serie realizada por varios grabadores parisinos desde 1797 a 1803, la mayor parte tienen la autoría de Coqueret, con edición de Potrelle y los cuales pertenecen al fondo de la Real Academia de Bellas Artes de Cádiz y han servido de modelo para los alumnos de dibujo que han pasado por sus aulas.

A la exposición de los generales se unieron un tomo de Andrés Vesalio para la enseñanza de la Anatomía Humana, obra de la que se extrajeron unas láminas reproducidas en paneles y dos obras de Tomás José de Sisto y Bácaro, Colección de vistas iluminadas de los principales edificios gaditanos. Con una breve noticia de su fundación, destino y mérito artístico de sus fábricas, de 1815, con grabados de Ramos de La Vega sobre dibujos de Juan de Lisasoain y Principios de Arquitectura según el sistema de Vignola, edición de 1813

La Academia de Cádiz  
La Academia es una Corporación de Derecho Público cuyos estatutos fueron redactados por el Estado  otorgados por Real Orden en 1849 y está bajo el Alto Patronazgo de Su Majestad el Rey. Es centro de investigación y órgano consultivo y tiene sus orígenes en el año 1777 y en 1778 se erige como Academia. Asimismo es delegada de la Real Academia de San Fernando de Madrid y está asociada al Instituto de España. Pertenece al Instituto de Reales Academias de Andalucía y a la Confederación Española de Centros de Estudios Locales del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Desde su nacimiento ha vivido y desarrollado sus actividades en bien de la cultura gaditana, contribuyendo de modo eficaz a la custodia y salvaguarda de sus obras de arte y ha sido responsable del Cádiz Histórico - Artístico, que hoy es admiración de todos. Originó el actual Museo de Cádiz en donde está expuesta, en calidad de depósito, la mayor parte de sus colecciones artísticas. En tiempos pasados, regentó la famosa Escuela de las Tres Nobles Artes hasta su total extinción a finales del siglo XIX. Hoy la Academia tiene Estatutos Particulares actualizados y aprobados en junta de Gobierno y mantiene los Generales fundacionales.

El Museo
El origen del actual Museo de Cádiz se inicia con la Desamortización de Mendizábal en 1835 y el depósito en la Academia de Bellas Artes de la ciudad de una serie de pinturas procedentes de diversos conventos exclaustrados. Entre estas obras se encontraba la serie de Zurbarán procedente de la Cartuja de Jerez de la Frontera. Mientras, en torno a la Academia de Bellas Artes, a lo largo del siglo XIX, se fue aglutinando un núcleo de obras de la floreciente escuela de pintura gaditana, con los ecos finales del neoclasicismo, el romanticismo, el costumbrismo y el cuadro de historia.

Breve entrevista al presidente de la Academia

Doctor arquitecto, Javier de Navascués preside la Real Academia Provincial  de Bellas Artes de Cádiz, lugar desde el que concede a este medio una breve entrevista a la vez que muestra con orgullo el patrimonio de su Institución, sobre todo, dibujos y grabados y una colosal biblioteca. También habla del mecenazgo necesario para sacar adelante un edificio y preservar unos bienes muy valiosos.

¿Qué es la academia de bellas artes de Cádiz?
—La entidad cultural más antigua de Cádiz, hecha a imagen y semejanza de su modelo, la Real academia nacional de bellas artes de san Fernando de Madrid

¿Cómo nació?
—Por el tozudo impulso del ilustrado y regidor perpetuo y alcalde de las casas consistoriales, Francisco de Huarte y Ruiz de Bribiesca, caballero de Santiago, allá por los años  mil setecientos setenta y tantos que quería una academia así para Cádiz incluso con un museo.

¿Cómo se rige?
—Muy bien, por sus estatutos fundacionales, que son copia de los de san Fernando, que el estado redactó y otorgó a las academias de bellas artes con sus escuelas especiales. Estas academias forman el histórico grupo docente que impartió por primera vez de modo oficial las enseñanzas de la arquitectura, pintura y escultura, más otras materias técnicas y artísticas afines.

Usted me dice que el edificio de la plaza de Mina es su domicilio. ¿A qué se refiere?
—Cierto. Antes estuvo en el edificio del hospicio, vulgo Valcárcel ; después en el palacio de Recaño, vulgo Torre Tavira y, desde 1838, en esta plaza, declarado monumento histórico-artístico en 1962 por cuanto guarda.

¿Por qué se llama este edificio “del museo”?
—A mucha honra.esta ocupado en su mayor parte por el museo de pinturas¡ de bellas artes, que creó la academia dentro de su edificio al poco tiempo de venirse del edificio de Recaño.

Cómo se formó este museo?
—Con los cuadros del estado provenientes de conventos desamortizados, que las autoridades políticas malvendían a extranjeros y no extranjeros y se los reclamó la academia. Entonces los académicos los limpiaron, ordenaron, catalogaron y colgaron en las salas del edificio junto con obras propias de la academia y abrieron al público este museo que quedaba a su cuidado. Con el tiempo de añadieron las impresionantes colecciones arqueológicas, también del estado y hoy es el formidable museo de Cádiz gestionado, brillantemente por la Junta de Andalucía.

Y, ¿el edificio del callejón del Tinte? ¿Qué tiene que ver con el museo o con la academia?
—No hay otro edificio. La escuela de arte que había en el callejón del Tinte, aunque dependiente de la Junta de Andalucía, no tiene nada que ver ni con el museo ni con la Academia y por tanto con su escuela especial de bellas artes extinguida a finales del sigo XIX.

Entonces, no me negará que induce a error.
—Otra cosa es que la Academia acogiera generosamente en su edificio a un montón de enseñanzas llamadas a desaparecer o a salir del edificio; así la escuela de artes y oficios creada por el ayuntamiento y la diputación o la escuela de artes aplicadas y oficios artísticos dependiente de la administración central una vez extinguida la anterior, o la de maestría industrial, o la de artes e industrias, o el propio conservatorio llegado en 1970, y desde luego la actual escuela de arte hoy al fin en su propio edificio, cumpliendo las normas, las normas que permitirán la ampliación del edificio y la academia, ésta hasta ahora en posición vulnerable y agobiada entre esta escuela y el museo.

¿Qué entronque hay entre la Academia y el Museo?
—Lazos indestructibles.

¿Qué hace ahora mismo la academia?
—El obligado corpus de su patrimonio, imposible antes sin espacio.

¿Qué proyecta?
—Si bien nuestro museo está en el museo de Cádiz con exquisitas piezas de propiedad académica, se prepara para abrir una galería con grabados, dibujos y esculturas y que además se puedan visitar algunas de sus salas, incluso explicadas a los extranjeros en sus propios idiomas.

Esto parece muy ambicioso en tiempos de crisis.
—Sí. Es el momento preciso porque se dispone de más espacio.

Hablando de grabados, qué mar cuenta de la exposición Generales de la revolución llevada a cabo en el corte inglés llevada a cabo el pasado mes de junio?
—Pues que ciertos familiares de los generales allí representados llegaron ya clausurada la exposición, pero los verán. Los académicos llegaron ejemplarmente a la inauguración con sus alumnos. Están gozosos habiendo tenido como benefactor al académico de honor de la real academia de la historia y patrono del museo del Prado Don Isidoro Álvarez, o sea, nada. La academia le había ofrecido lo mejor que podía darle, ser académico de honor y entregarle un catálogo encuadernado por nuestro compañero Galván, pero la vida tiene sus cosas. Tenemos otro con las armas de la casa real. Y un video presentación con música obra del académico Hans Artz a quién se le agradece su aportación.

¿Qué contiene este catálogo? Qué me ofrece?
—Mucha, muchísima información específica sobre los grabados, que fue obra del académico Ramón Corzo. Pero también multitud de datos y hechos históricos de la academia. Y actuales, muy actuales que, con prudencia y rigor, se han ofrecido a todos.


 

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