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Las virtudes y sacrificios del director

La figura del director es fundamental para la permanencia en el tiempo de las agrupaciones, obligados a servir de cohesión para el grupo además de tener conocimientos musicales y de composición de letras carnavaleras

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  • Diego Vega con su comparsa -

No todos los grupos y peñas tienen la suerte de tener una sede en la que poder ensayar diariamente. Para los carnavaleros, este espacio es uno de los aspectos más importantes, siendo, como muchos han llegado a decir, su segunda casa. Este ritual se hace monótono a lo largo de los meses y es necesario poder combinar la parte lúdica con el esfuerzo que supone las repetidas y constantes letras que deben aprenderse al dedillo. La creación de un sentido de pertenencia es necesaria y el buen ambiente, una obligación. Desde hace ya algunos años, muchos autores y directores han optado por buscar integrantes que se adapten con facilidad a su grupo o tengan cualidades y actitudes más cercanas al estilo grupal, antes que primar la calidad del mismo y a la inversa, existen carnavaleros con muy buenas cualidades que deciden buscar grupos más compatibles con su forma de ser que la calidad en sí, aunque he de reconocer, que son pocos.

En toda agrupación que se precie y desde lograr una estabilidad en el tiempo, deben tener presentes unas pautas de conductas a tener en cuenta;  la primera, es el respeto al director, quien hace cumplir las normas, en cierta medida, ya establecidas y no sólo a nivel musical, también comportamental. Para ello un buen director que se precie, antes de exigir debe servir como modelo de referencia en aquellas responsabilidades que deben marcar a sus coetáneos. Por ejemplo, si quiere que su grupo sea puntual, obligatoriamente, el director debe serlo, para así evitar el derecho a réplica; aquí no sirve el haz lo que yo te diga y no lo que yo haga, hablamos de compañeros que tras largas horas de trabajo dejan a su familia y relax en el sofá de turno por compartir unas dos horas en un cuarto de ensayo y eso, merece un respeto, tanto o más que el propio director. Entendiendo esta cuestión, lo demás, es simple lógica.

Muchos piensan que esta posición que asume una persona dentro de un grupo es gratificante, obviamente, obtiene un grado de valoración personal, grupal e incluso social, pero conlleva otras responsabilidades más desagradables que implica algún que otro enfrentamiento, donde la asertividad debe ser madura y adecuada, para buscar un equilibrio entre la flexibilidad y la exigencia, que no todos los directores llegan a lograr. Este rol, a veces poco valorado, es el eje fundamental de cada chirigota, cuarteto o comparsa y tiene un desgaste personal y emocional que va más allá del cansancio físico, sin contar con la inseguridad que proporciona cada concurso, que en cierta medida, debe asumir como máximo responsable.  Es por ello, que un director de agrupaciones debe tener claro lo que tiene que hacer, estar dotado de cualidades musicales y una actitud positiva a la hora de trabajar en grupo  y siempre en coordinación con  los respectivos autores, afinadores musicales...

En Huelva, no existe tanto esa profesionalidad y especialización que existen en otras localidades carnavaleras más conocidas; aquí el director, casi siempre, suele hacer la música, a veces, la letras y, casi siempre, lleva el peso de la afinación y montaje. Y aunque existen chirigotas y comparsas en las que dichos roles son diferentes, no es lo habitual y esa unión entre todas las partes, esa coordinación, enlace y actitud crítica, es la que debe tener el director en cuestión, y desde el primer día, eso debe quedar claro para evitar conflicto que repercutan directamente en los integrantes.

Un mal inicio en estas parcelas de autoridad, creará confusión,  desavenencias y alianzas entre los compañeros, que poco a poco minarán negativamente las relaciones, creando fisuras con el grupo, rompiendo la confianza necesaria para el buen funcionamiento durante los largos meses de ensayos.

Este hecho lo hemos vivido demasiadas veces durante los más de 30 años de concurso y lo seguiremos viviendo a lo largo de los tiempos. Es por todo esto y por otras muchas referencias más que podríamos hacer con respecto a las funciones del director de una modalidad carnavalera, por lo que pongo en valor este rol tan necesitado, que juega un papel fundamental y del que quiero dejar constancia. Una comparsa puede salir con una buena o mala música, con mejor o peor letra, pero con un mal director, entendido como motor y eje central, difícilmente podría mantenerse en el tiempo y estaría abocada al fracaso.

Solos y tríos al compás de los pasodobles

El pasado 15 de octubre se hicieron públicas las bases del I Concurso de Pasodobles para  Solos y Tríos que organizan las dos carnavaleras Ana Belén Rodríguez Paredes y Rosa Laura Molina en colaboración con la Federación Onubense de Peñas y Agrupaciones del Carnaval Colombino (Fopac), Por cierto, siglas obsoletas que para nada identifican al carnaval actual. Hay que destacar que este concurso que se celebrará el día 14 de diciembre a las 12:00 horas, tendrá un objetivo claro, ayudar a la propia Fopac a desarrollar el próximo carnaval con los irrisorios precios de entradas: 3,50 en principal, 2,50 Butacas y 1,50 para gallinero y que por supuesto también se utilizarán para los premios de dicho concurso, que según la federación, todos estos datos se harán públicos en la web oficial para seguir con la dinámica de transparencia que esta federación quiere ofrecer.  Los premios por modalidades serán de 200, 100 y 50 euros los tres primeros respectivamente.  También se dará un premio especial para el pasodoble mejor interpretado de la historia del concurso Colombino dotado de 100 euros.

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