El actor colombiano Jarlín Martínez ha reivindicado hoy que se muestre una mejor imagen de su país en el cine en general, ya que, aunque ha admitido que "la violencia o las películas sobre el narcotráfico venden", la realidad es más diversa en la sociedad colombiana.
En conferencia de prensa en el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, donde hoy se ha presentado la película que protagoniza, "Manos sucias", ha señalado que muchas películas de Colombia "están ligadas a la violencia, y todo el mundo sabe que la violencia vende mucho, pero esta película no es un culto al narcotráfico, sino la historia de dos seres humanos, dos chicos jóvenes, con sus sueños".
Ambientada en el puerto de Buenaventura, tres hombres se embarcan en un bote de pesca con un cargamento de 100 kilos de cocaína ocultos en un torpedo y navegan siguiendo unas extrañas coordenadas.
El actor protagonista ha señalado que, en la película, "el narcotráfico es el nexo para contar su historia", y ha indicado que "cuenta una historia de forma honesta, aunque retrata una cuestión dura, con jóvenes que lo pasan mal, pero que si les dan una oportunidad pueden llegar muy lejos".
Personalmente, ha indicado que la película le supuso "cumplir la ilusión de mi vida", al intervenir en la producción el cineasta norteamericano Spike Lee, alguien que "cuando era pequeño, siempre lo veía como un ídolo, y no estaba siquiera en mis sueños conocerlo".
"Manos sucias" está dirigida por Josef Wladyka, y cuenta entre sus actores protagonistas con Cristian Advincula, Manuel Riascos y Hadder Blandón.
Wladyka es director de publicidad con estudios en Nueva York y obtuvo una beca para trabajar con Spike Lee, fruto de la cual surgió "Manos sucias", estrenada en el Festival de Tribeca (Nueva York) de este año.
En la jornada de hoy se ha presentado, además, la película brasileña "Hoje eu quero voltar sozinho", la historia de un adolescente ciego, Leonardo, que busca su independencia.
Se trata de la ópera prima de Daniel Ribeiro, que ya ha pasado con éxito por festivales como el de Berlín, donde obtuvo el Premio de la Crítica Internacional (Fipresci) y el Premio Teddy a la mejor película de temática LGBT.
