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Artículo de opinión de Eduardo Corrales de Podemos.

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Soy de esta última generación de españoles que han recibido una formación universitaria en una facultad, asimilando conocimientos basados en el método científico. A lo largo de mi Licenciatura, de forma habitual nos presentaban resultados de estudios de fenómenos reales, los cuales frecuentemente aparecen en una distribución normal o distribución de Gauss. 107.488 inscritos votaron y me sorprendió la diferencia entre el candidato 62 y el 63, unos 70.000 votos (escalón); no es normal en términos de Gauss.

Está indicando una anomalía en la distribución de la muestra que no obedece a factores atribuibles a los candidatos. Algo pasa en Podemos. Esta es la gráfica de distribución del total de votos y una gráfica gaussiana. Fuente de datos: www.asambleaciudadana.podemos.info/resultados-completos/ Eje vertical = nº de votos. Eje horizontal = nº candidatos.

Están ordenados de más votos a menos votos. Sin embargo si obtenemos las gráficas de los 62 primeros y del resto por separado, si obtenemos la distribución gaussiana. Algo parecido a esto es lo que se debería obtener:

Este fenómeno irregular dinamita uno de los pilares básicos de la Democracia Participativa, modelo que, en teoría, sigue Podemos: la equidad. “El gobierno de los mejores” es una de las frases que se defiende, pero si hubiésemos puesto a cualquier persona en la lista de Pablo Iglesias… hubiese salido igualmente. ¿Qué ha pasado?

Ha influido por un lado la comodidad de votar una lista frente a la elección de los candidatos uno a uno. La facilidad de votar a todos en un click, frente a localizar a los candidatos en una lista, sin orden y sin localizador, con unos 500 candidatos.

Y el peso de la marca “Pablo Iglesias” frente a las del resto de listas presentadas. El resultado es la instauración de un Pensamiento Único en toda la ejecutiva y, más grave, en un órgano que se diseñó independiente: La Comisión de Garantías Democráticas.

Todo esto es contrario a la pluralidad de pensamiento que se consigue con la Democracia Participativa; donde llegan a los puestos, las personas que encarnan las ideas de las mayorías. La consecuencia es un grupo con un sesgo servicial hacia los cabecillas.

Esto facilita la opacidad, el clientelismo… y apaga el pensamiento crítico, la independencia… esta influencia es sutil pero efectiva. Tan sutil y efectivo como el sistema de votación que aquí analizo, que oro parece pero plátano es.

Como consecuencia está la construcción del movimiento de arriba-abajo (beneficio de la minoría)… polo opuesto del abajo-arriba que aplica la Justicia Social (beneficio de la mayoría) que promueve la Democracia Participativa.

En definitiva Podemos se comporta en la práctica bajo la misma lógica que los partidos de Democracia Representativa que nos llevan gobernando en esta “Democracia”; aquellos que nos tiene secuestrada la soberanía en la toma de decisiones. Y al igual que ha pasado a nivel nacional, pasará a nivel local: lo veremos en breve.

Firme defensor de la Democracia Participativa desde que tras la acción de guerra del 11M de 2004, compartiese mis ideas con mis amigos, entre los que estaba nuestro alcalde Alfonso Candón o el consejero delegado de APEMSA Daniel Pérez. Esperaré a que llegue un movimiento que de verdad aplique todos los principios sin excepción. Creí que era este… hasta que Gauss me ha mostrado lo que pasa en Podemos.

Para mí, el fin no justifica los medios y aunque ya no estoy “cegado de amor” por Podemos, sigo con la esperanza de que desde la cúpula, anulen esta anómala elección. Y corrijan el sistema de votación para que en España podamos vivir una Democracia Participativa. Con esta sociedad Si Se Puede.

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