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Juicio en marzo de 2015 con jurado al acusado por el atropello mortal de Montes Sierra

La Fiscalía le pide 20 años de cárcel

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Un jurado popular enjuiciará a partir del 2 de marzo de 2015 a Jonathan S.B., para quien la Fiscalía de Sevilla pide 20 años de cárcel por un delito de asesinato como presunto autor del atropello mortal ocurrido el día 22 de febrero de 2014 en la avenida Montes Sierra de la capital hispalense, donde perdió la vida un joven tras ser supuestamente atropellado por un coche conducido por el imputado.

   En su escrito de acusación, al que ha tenido acceso Europa Press, el Ministerio Público solicita para el acusado 20 años de prisión por un delito de asesinato y el pago de una indemnización total de 300.000 euros a los padres, los hermanos, los hijos y la pareja sentimental de la víctima.

   Según la Fiscalía, los hechos tuvieron lugar en la madrugada del 22 de febrero de 2014, cuando el imputado se encontraba en el bar 'La Trocha' ubicado en la avenida Montes Sierra, donde también se encontraba la víctima "en lamentable estado de intoxicación, por haber consumido gran cantidad de alcohol y de cocaína a lo largo de la noche".

   De este modo, la víctima "se puso a molestar" a los presentes en el bar, motivo por el que fue expulsado del local sobre las 7,24 horas "tras recibir varios golpes y empujones" y sendas bofetadas del acusado y del dueño del local, tirándolo éstos y otros varones al suelo hasta que consiguieron que abandonara el lugar, cerrando los que quedaban en el bar las persianas metálicas y continuando dentro su reunión.

   La víctima, "furiosa" por su expulsión del local, decidió regresar al mismo minutos después con una botella de cristal en la mano con la que se puso a aporrear la persiana metálica, "dando grandes voces para que le abrieran", a lo que desde dentro del local "hacían caso omiso", hasta que en un momento dado salieron del bar el acusado, el dueño y el portero.

   De este modo, y "tan pronto como lo vio", el fallecido se abalanzó sobre el imputado y le golpeó con la botella, produciéndole un corte que le hizo sangrar, tras lo que intervinieron el portero y el dueño del local a fin de separarlos. Seguidamente, y dada la inferioridad numérica en que se encontraba, el afectado huyó corriendo en dirección a Los Arcos.

"BRUTAL ATROPELLO"

   Tras ello, el acusado, "en venganza por lo sucedido", decidió salir en persecución del fallecido en su propio vehículo, en el que se montaron tanto el portero como el dueño del bar para acompañar al imputado al creer que se dirigía al hospital a curarse las heridas, mantiene el fiscal en su escrito de acusación, consultado por Europa Press.

   De este modo, el procesado comenzó a seguir la ruta de huida que había tomado la víctima y, "al intuirlo a lo lejos caminando de espaldas por la acera, decidió embestirlo directamente con el vehículo, para lo cual frenó y desvió su trayectoria oblicuamente diez metros, subiéndose a la acera, circulando por encima de la misma en línea recta por espacio de 26 metros y acelerando durante dicho trayecto".

   "Buscando con ello causarle la muerte o pudiendo racionalmente prever que ésta se produciría necesariamente tras el brutal atropello, y con ello anular cualquier posibilidad de defensa o de reacción que pudiera tener" el afectado, todo ello mientras los acompañantes del imputado, "al temerse por las maniobras un fatal desenlace, le rogaban insistentemente que parara", a lo que el procesado "hacía caso omiso".

LE PASÓ EL COCHE "POR ENCIMA"

   Finalmente, y teniendo de frente a la víctima, el imputado "lo arrolló brutal y deliberadamente" cuando se encontraba desprevenido caminando por la acera, "pasándole el vehículo completamente por encima" en un atropello que se produjo a unos 117 metros del local donde se había originado la trifulca.

   Tras el atropello, el acusado regresó al local "a toda velocidad, saltándose cuantos semáforos en rojo encontraba a su paso", y una vez en el bar, sus tres acompañantes se quedaron allí mientras el imputado recogió a su novia, camarera del local, y se dirigió al Hospital Virgen del Rocío para ser asistido de sus lesiones, recibiendo el alta dos horas después.

   El afectado quedó tendido en el suelo y no falleció en el acto, sino que tardó "como mucho tres minutos en morir" a consecuencia de un politraumatismo severo con lesión de los principales centros vitales y shock hipovolémico, de modo que al llegar el 061 al lugar "era ya cadáver", añadiendo que "la entidad y gravedad de las lesiones producidas era tal que hubiera resultado inútil cualquier tipo de asistencia al herido, al tratarse de lesiones mortales de necesidad".

   En su declaración ante el juez, el principal imputado aseguró que el atropello fue "fortuito" y que "no vio en ningún momento" al fallecido.

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