La afición de este monarca español por el coleccionismo y el mecenazgo es una de sus facetas más desconocidas, explicó ayer Javier Jordán de Urries, uno de los comisarios de la muestra, por lo que se trata de la primera exposición dedicada a una de las grandes pasiones del mayor mecenas europeo de las artes decorativas.
Pinturas, esculturas, mobiliario, libros, relojes, porcelanas, dibujos, alfombras y tapices dan fe de la amplia colección que logró reunir Carlos IV junto con su esposa, María Luisa de Parma, y que ahora Patrimonio Nacional y la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC) han vuelto a juntar para poder ser vista por el público.
Del total de 171 piezas de la muestra, 65 se podrán ver ahora por primera vez, al tratarse –según Jordán de Urries– de textiles almacenados, documentos guardados en bibliotecas y sólo a disposición de los investigadores, de maderas finas imposibles de exponer al público o por formar parte de la decoración oficial del Palacio Real.
Entre los objetos de la exposición más llamativos destacan retratos de Carlos IV y María Luisa de Parma de Goya, Maella y Francisco Bayeu, numerosos relojes, un violín de 1709 realizado por Stradivarius, el oratorio portátil de los príncipes realizado por Francisco Bayeu, un dessert (1778) o el dosel con trono y silla de besamanos de la reina.