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Arcos

Adiós Luciano, adiós

Colaborador de este periódico, psicólogo del Equipo de Orientación Educativa en la Sierra, integrante de Ecologistas en Acción... Se nos ha ido un torrente de personalidad, una buena persona y un buen hombre

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  • Luciano Lozano Muñiz. -

Sobre las diez de la noche pasada recibí una llamada de mi amigo Pepe Salas comunicándome el fallecimiento de mi otro amigo Luciano Lozano Muñiz. Supongo que recordaréis –debería ser así—que este buen hombre fue colaborador de nuestro periódico; primero con temas educativos y, más tarde, con artículos de corte medioambiental.


Luciano se marchó en plena madurez, jubilado como educador y de otras aficiones. El cáncer, del que procuró curarse por medios exclusivamente naturales en un principio, se lo llevó cuando los otros medios -los artificiales- tampoco pudieron salvarle.


Fue psicólogo en el Equipo de Orientación Educativa de la Sierra, dejando una imborrable huella por su excepcional personalidad. Este jueves, sus compañeros del EOE se desplazarán a Sevilla para asistir a su entierro, aunque probablemente será incineración, porque él habría defendido a ultranza que lo segundo es “mejor para el medio ambiente”.


Los arcenses, a los que siempre nos ha llamado la atención la llegada y la estancia de un foráneo en nuestra ciudad, recordaremos a un tipo larguirucho, extremadamente delgado, calvo y con barba de unas semanas, que lo mismo daba una conferencia sobre la juventud o cualquier tema educativo que estaba al frente de una manifestación contra la violencia o una agresión ambiental.
Su espíritu combativo le llevó a ganarse algunos enemigos, sobre todo en el ámbito político, pues en rara ocasión se mordía los labios para expresar una idea; eso sí, siempre con educación y exquisitez.


Nos guste o no reconocerlo, en Arcos hemos sido educados por personas que viniendo de otras ciudades, provincias, regiones o países, nos han enseñado otros modos de vivir, nos han inculcado otras ideas y, en definitiva, nos han abierto los ojos.


Es muy fácil hoy día en cualquier homenaje a una persona que esta manifieste que el mérito, si es que se trata de eso, es de un grupo, de un colectivo. Pero hoy, pensando en Luciano, me reafirmo en que no es así. Detrás de cualquier buena obra firmada con el nombre de una asociación se suele ocultar el trabajo, callado y serio, de una persona. Y ese, tal vez, sea el caso de Luciano Lozano Muñiz, al que siempre llevaré en mi mochila de recuerdos porque un día me abrió los ojos, nos abrió los ojos.


Su especial sensibilidad por los temas juveniles, su inagotable lucha contra las térmicas y su efecto en el medio, y su apariencia de hippy trasnochado eran su seña de identidad, su plasmación social en un Arcos que no siempre le entendió pero que de alguna manera siempre le respetó por su coherencia, esa que por desgracia tanto falta y que le condujo no sólo a escribir con constancia su artículo de medio ambiente, sino a colaborar en numerosos programas de la televisión local junto a José Antonio Velasco o conmigo mismo.


Su lucha en favor del medio ambiente le hizo parecer en ocasiones un personaje visionario, un mesías de la Apocalipsis causada por la mano del hombre. Un día me dijo que la térmica de Iberdrola duraría dos días… Al final ocurrió. Como también que el número de casos de cáncer en la población se dispararía por la calidad del medio ambiente (?).


No sé si este hombre que hoy descansa, tal vez en un mundo mejor, se habrá ido con los deberes hechos, pero seguro que la tarea que dejó en vida nos inspiró a muchos para luchar por lo que creemos, aunque en ello, a veces, nos vaya la vida.

Descansa en paz Luciano, descansa.

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