El Papa Francisco ha condenado la mutilación genital femenina y la violencia doméstica contra la mujer, lacras que ha considerado degradaciones que deben ser combatidas.
"Las muchas formas de esclavitud, la comercialización y la mutilación del cuerpo de las mujeres, exige que nos comprometamos con la derrota de estos tipos de degradación, que las reducen a meros objetos que son comprados y vendidos", ha argumentado el Papa en una reunión sobre asuntos femeninos celebrada por el Consejo Vaticano para la Cultura.
Según la ONU, más de 140 millones de niñas y mujeres han sufrido algún tipo de mutilación genital en todo el mundo, sobre todo en África y Oriente Próximo.
El Pontífice ha denunciado también la violencia doméstica contra la mujer. "Aunque es un símbolo de la vida, por desgracia no es raro que el cuerpo femenino sea atacado y desfigurado, incluso por los que deberían ser sus protectores y compañeros de vida", ha afirmado.
El Papa se reunió recientemente con una italiana que se tuvo que someter a múltiples operaciones después de que su novio le lanzara ácido en la cara para castigarle porque quería abandonarlo.
Francisco reiteró también su deseo de que la mujer tenga un papel más destacado en la Iglesia Católica. Sin embargo, no se ha referido a la prohibición del sacerdocio femenino, un asunto en el que "la puerta está cerrada", según dijo en otra ocasión.
El Papa ha indicado al grupo que quiere ver "una presencia femenina más capilar e incisiva" en la Iglesia y ha agregado que las mujeres deben recibir más responsabilidades pastorales en parroquias y diócesis y que debería haber más teólogas.
