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sociedad

El Papa exige a los nuevos cardenales que no acepten "injusticias", ni siquiera las que podrían beneficiarles

Recuerda que, especialmente, la Iglesia en Roma debe dar ejemplo de caridad

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  • ACTO -

El Papa ha exigido a los cardenales que no acepten "injusticias" ni siquiera las que "podrían ser beneficiosas" para ellos o para la Iglesia durante la ceremonia de creación de cardenales en la que ha impuesto el birrete y el anillo cardenalicio al arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal española, Ricardo Blázquez.

   Entre los nuevos 20 purpurados, cinco de ellos no electores en un eventual cónclave, también está el obispo de David (Panamá), José Luis Lacunza, nació en Pamplona en 1944.

   Durante su discurso en la basílica de San Pedro, en una ceremonia en la qur también a estado presente el Papa emérito, Benedicto XVI,  Francisco ha advertido de que los sacerdotes no pueden sucumbir a la "ira", aunque reconoce que al pastor que vive en contacto con la gente "no le faltan ocasiones para enojarse".

SIN LUGAR PARA EL RENCOR

   "Esto no es aceptable en un hombre de Iglesia. Aunque es posible entender un enfado momentáneo que pasa rápido, no así el rencor", ha alertado.

   Por ello, les ha recordado que la "caridad" es la única que libra a los hombres del "peligro de reaccionar impulsivamente, de decir y hacer cosas que no están bien; y sobre todo libra del peligro mortal de la ira acumulada, *alimentada* dentro de uno, que le hace llevar cuentas del mal recibido".

   Francisco ha recordado que pertenecer al colegio cardenalicio "es una dignidad, pero no una distinción honorífica" y que, por tanto, no es "algo accesorio o decorativo" sino "un punto de apoyo y un eje esencial para la vida de la comunidad".

NI ENVIDIA, NI ORGULLO, NI EGOÍSMO

   El Papa ha advertido a los nuevos cardenales de que su cargo es un servicio que se basa en la "caridad" y ha alertado de pecados como la "envidia", el "orgullo", el "egoísmo".

   "Los seres humanos -todos, y en todas las etapas de la vida- tendemos a la envidia y al orgullo a causa de nuestra naturaleza herida por el pecado. Tampoco las dignidades eclesiásticas son inmunes a esta tentación", ha reconocido el Papa.

   Además, ha criticado la auto-referencialidad de quien "busca inevitablemente su propio interés, y cree que esto es normal, casi un deber". Así, ha dicho que "el que está auto-centrado carece de respeto, y muchas veces ni siquiera lo advierte, porque el *respeto* es la capacidad de tener en cuenta al otro, su dignidad, su condición, sus necesidades".

   Durante su alocución, Francisco ha recordado a todos los purpurados presentes en la basílica de San Pedro que toda la Iglesia "está llamada a presidir en la caridad", pero que la Iglesia que está en Roma "tiene también en esto un papel ejemplar".

MAGNÁNIMOS, BONDADOSOS Y DÓCILES

   Asimismo, ha llamado a los cardenales a ser "magnánimos", "bondadosos" y "dóciles". Por ello, les ha dicho que cuanto mayor es "la responsabilidad en el servicio de la Iglesia, tanto más hay que ensanchar el corazón, dilatarlo según la medida del Corazón de Cristo".

   En esta línea les ha invitado a "amar sin límites". "La benevolencia es la intención firme y constante de querer el bien, siempre y para todos incluso para los que no nos aman", ha recalcado.

   "Cuanto más incardinados estamos en la Iglesia que está en Roma, más dóciles tenemos que ser al Espíritu, para que la caridad pueda dar forma y sentido a todo lo que somos y hacemos. Incardinados en la Iglesia que preside en la caridad, dóciles al Espíritu Santo que derrama en nuestros corazones el amor de Dios", ha subrayado finalmente.

   El consistorio ha comenzado con el saludo litúrgico y la oración colecta. A la proclamación del Evangelio ha seguido alocución del Santo Padre. El papa Francisco ha pronunciado después la fórmula de creación de los nuevos cardenales, sus nombres y el orden diaconal o presbiteral al que serán asignados. A continuación, los nuevos purpurados han recitado el Credo y el juramento de fidelidad y obediencia al Papa y a sus sucesores.

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