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San Fernando

Comienzan las visitas al molino del Zaporito tras su restauración

Siete personas se interesaron por conocer la historia de este enclave que se restauró con motivo del Bicentenario de 2010.

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  • Primera visita. -

San Fernando recupera parte de su historia con la reactivación de uno de los principales núcleos sociales, lúdicos y comerciales del siglo XVIII.

Este sábado, 14 de marzo, tuvo lugar, en las inmediaciones de la Plaza Manuel de la Puente, la primera visita guiada oficial al Molino de Mareas del Zaporito y su entorno organizada por la empresa adjudicataria de su gestión: Ciencia Divertida.

Siete fueron en total las personas que se interesaron por conocer la historia del hombre que llegó a dar nombre a todo un barrio: el genovés Juan Domingo Saporito, quien levantó como tantos otros ricos comerciantes afincados en el Cádiz de la Ilustración, una finca de recreo en la por entonces despoblada Isla de León.

La visita comenzó con un breve repaso a las etapas más importantes de la historia de la ínsula de San Fernando, prehistórica, fenicia, púnica y romana para, posteriormente, acercarse a la época medieval y, finalmente, sumergirse en el contexto de principios del siglo XVIII, cuando Saporito hizo historia en la futura población.

No sólo de esta familia se habló durante la ruta, que también contempló los pormenores de todas y cada una de las sagas vinculadas al barrio, como los Miconi o los Martínez, su puerto pesquero y otras actividades desarrolladas en torno al mismo como la astillera o los baños de agua de mar, sin obviar, por supuesto, la molienda del grano que tanto auge alcanzó en la Bahía de Cádiz entre los siglos XVII y XIX.

Precisamente fue ésta la última de las paradas del recorrido, ya en el interior del molino, restaurado y con todo el material necesario para su interpretación -paneles, maquetas-, que sirvieron al guía para explicar los orígenes de estos prodigios de la ciencia que aprovechaban la fuerza motriz de las mareas para activar un mecanismo que moliese el trigo entre otros cereales.

Todos los participantes se marcharon con un excelente sabor de boca gracias a los encantos de este molino casi tricentenario que durante años ha estado olvidado, pues como recordaron los visitantes más mayores, “aquí sólo se venía a arrojar desperdicios”. Felizmente recuperado, ha sido dura la espera para ver de nuevo abiertas sus puertas gracias a esta iniciativa de visitas que la citada empresa completará con talleres escolares orientados a los distintos colegios que se expanden por la provincia de Cádiz.

 

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