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La osadía de proponer desde el desconocimiento

El Ayuntamiento pide a las cofradías que se ajusten el cinturón sin reparar en que destinan más a obras sociales de lo que ingresan y de que cualquier recorte supone menos encargos para la industria que se ha creado a su alrededor.

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  • Kichi y Martín Vila. -

El alcalde de Cádiz, José María González, y la concejala de Cultura, Eva Tubío, mantuvieron el pasado martes una reunión con el presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías de Cádiz, Martín José García, y miembros de su Junta Permanente.

El equipo de Gobierno recalcó al Consejo de Hermandades y Cofradías que la prioridad es la emergencia social y le requirió la revisión de la subvención que el Ayuntamiento concede a las hermandades y que asciende a 120.000 euros para las de penitencia (aparte está el presupuesto para las cofradías de Gloria, bastante más reducido) con la intención de adecuarlo a las necesidades de la ciudad.

El alcalde y la concejala de Cultura se interesaron también por la realidad económica del Consejo de Hermandades y Cofradías con la pretensión de prestar apoyo al mismo en función de su situación. Ambas partes compartieron además la información de las subvenciones que se han concedido hasta ahora, así como de las actividades que se realizan por parte del Consejo de Hermandades y Cofradías.


En el encuentro, el equipo de Gobierno trasladó al Consejo que uno de sus principios es la aconfesionalidad de las Administraciones Públicas y precisó que su intención de apoyar la Semana Santa como expresión de la cultura en la ciudad.

Asimismo, el encuentro sirvió para conocer qué otro tipo de colaboración se desarrolla por parte de las diferentes delegaciones municipales con el Consejo de Hermandades y Cofradías. En este sentido, el equipo de Gobierno se comprometió a seguir colaborando con las hermandades en lo que se refiere al montaje de la carrera oficial y a la dotación en efectivos de seguridad. 

En la reunión celebrada reinó un clima de respeto y voluntad de diálogo por ambas partes, que según el equipo de Gobierno acordaron volver a reunirse antes del 14 de septiembre para concretar el apoyo municipal al Consejo para 2016. El presidente del Consejo, Martín José García desmintió que se pusiera fecha aproximada para la reunión y vaticinó que no van a estar por la labor de una revisión a la baja de la subvención “ya que nosotros aportamos a la ciudad más de lo que recibimos del Ayuntamiento”.

Los 120.000 euros que aporta el Consistorio se repartían hasta ahora entre las 29 hermandades que participaban en los desfiles procesionales en Semana Santa. La cuantía que recibe cada una varía en función del número de penitentes, si son uno, dos o tres los pasos que se ponen en la calle, y dependiendo de si llevan o no acompañamiento musical. Por lo general, las cofradías suelen recibir entre 1.000 y 4.000 euros para cubrir una salida procesional que en el mejor de los casos cuesta 5.000 y que pueden llegar a los 15.000, o más en el caso de hermandades de barrio que saquen dos pasos a la calle y precisen del acompañamiento musical de dos bandas.

Ese dinero se devuelve con creces a la ciudad, ya que las hermandades no sólo realizan una labor social que supera en muchos casos lo aportado por el Ayuntamiento, sino que además, la Semana Santa supone uno de los mayores atractivos turísticos de la ciudad, con lo que eso conlleva para la hostelería y por, ende, para el resto de los negocios.

Sin intención de alarmar, lo cierto es que muchas hermandades de Cádiz se verán obligadas a no poder salir en Semana Santa si la cuantían que reciben se reduce o se llega a eliminar. 

Por eso, la reacción de los afectados no se ha hecho esperar. El presidente de la patronal de Hostelería (Horeca), Antonio de María, aseguró que el Ayuntamiento se está “ciñendo” a recotarlo todo utilizando como único criterio la deuda pendiente, como si fuera el único Consistorio endeudado. “Las fiestas locales son propias de la población y no deben entenderse como algo político. Más allá de que se trata de una fiesta religiosa, es un atractivo turístico de primer orden que mueve la economía de la ciudad. Más que un gasto es una inversión porque ese dinero se recupera con creces”, explicó De María.

El presidente de la patronal de hostelería criticó que se utilice el concepto de “emergencia social” para rebajar el presupuesto de la subvención “porque parte de los ingresos de las cofradías se destinan a ayudar a los ciudadanos que lo necesitan y, evidentemente, si se reducen sus ingresos lo primero que harán será rebajar ese montante que destinan a la labor social, por lo tanto, más recursos tendrá que destinar el Ayuntamiento a estos fines”.

En las hermandades tampoco ha sentado bien la noticia, porque aunque es poco lo que reciben en comparación con lo que generan en la ciudad, se trata de una cuantía que no viene mal para afrontar los gastos que conlleva el mantenimiento de una cofradía.

El hermano mayor de las Siete Palabras, Manuel García, explicó a este periódico que su cofradía recibe de la subvención unos 1.700 eurosy que sólo la salida procesional cuesta 5.000, y eso ciñendo el gasto lo máximo. Su cofradía destina 1.800 euros a la labor social (ya es más de lo que percibe del Ayuntamiento) y tiene unos ingresos de 10.000 euros al año, contando con las subvención municipal y lo que se recauda con las sillas de la carrera oficial. El resto del dineo hasta llegar a esos 10.000 viene de la cuota de hermanos, venta de lotería, donaciones y actos que se organizan para obtener fondos.

En la Palma por ejemplo, los ingresos son mayores porque la nómina de hermanos es superior y eso influye en todos los aspectos. En su caso, reciben de la subvención 4.643 euros y el presupuesto de la salida y de la Cuaresma en sí ronda los 26.000. En el caso de esta Archicofradía el año pasado se destinó a Caridad 8.300 euros (casi el doble de lo que coge del Ayuntamiento).

Su presupuesto anual ronda los 60.000 euros pero hay que tener en cuenta que esta cofradía tiene que afrontar los gastos de mantenimiento de la Iglesia de la Palma con los 25.000 euros que les queda una vez descontados los gastos de los cultos externos e internos, actos que organiza y la labor social. Por cierto, esta semana acabó el programa por el que la Archicorfradía dio de desayunar a 11 niños del barrio durante todo el verano.

Cualquier recorte que se le haga a las cofradías redunda en que el dinero que tienen para afrontar cualquier proyecto es menor, por no decir que es prácticamente cero. Esto quiere decir que cualquier recorte tiene una repercusión directa en la industria que se ha creado a su alrededor de cererías, floristerías, por no hablar de orfebres, imagineros y tallistas, etc. Todos ellos tienen que estar contentos.

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