Después de 50 años luchando por un ideal, el pasado 12 de septiembre el Partido Andalucista presentaba su dimisión ante un pueblo que, a juicio de su fundador, Alejandro Rojas-Marcos, “no está interesado en un partido andaluz”.
Lejos de sentirse frustrado o triste por poner fin a un proyecto que él mismo inició en la clandestinidad a costa del destierro y sin haber logrado el objetivo para el que nació (dotar a Andalucía de “poder andaluz”), durante una entrevista en Ondaluz Sevilla TV Alejandro Rojas-Marcos habla de orgullo “de hacer algo con dignidad”. “El PA ya no es un obstáculo. Yo creo que el pueblo celebrará que nos quitemos del medio para dejar el campo libre a aquellos partidos que gozan del favor del pueblo andaluz”. Para Rojas-Marcos “triste era presentarse a unas elecciones y que el pueblo nos dé cosquis; nos han dado calabazas durante diez años y al décimo descansó”.
No culpa al electorado por no votarles. “El PSOE va a estar 40 años gobernando en Andalucía, luego el pueblo andaluz está encantado con el PSOE. Yo he intentado darles una alternativa y no la han seguido. Lo respeto”. Pero le recuerda que “durante la clandestinidad el único que hablaba de Autonomia éramos nosotros, en la Transición el que desbloqueó el 28 F, quedó bloqueado por la trampa que le tendieron con la ley PSOE y UCD exigiendo lo que no exigían para catalanes o vascos, fue el PA. Hay Autonomía porque el PA estaba ahí”.
Rojas-Marcos reconoce que “el PA ha cometido errores, pero no más que otros. Están triunfando partidos que tienen en la cárcel gente por haber matado, por haber robado [...] los juzgados están llenos de gente imputada de unos partidos y otros. El único partido que no tiene ninguna mancha somos nosotros [...] Errores sí, pero no explican ese desapego por un partido andaluz”.
Quien también fuera Alcalde de Sevilla manifiesta que “nos hemos dejado llevar por algunos espejismos: cuando llegué a la Alcaldía creí que Sevilla entera se había hecho andalucista; llegamos a tener 100.000 votos y dije, Sevilla es andalucista. Gran error, Sevilla estaba votando un alcalde, porque luego nos presentábamos en Andalucía y sacábamos un diputado y no siempre”. Ni siquiera lo recuerda como su mejor momento en política. “Qué vulgaridad!”, responde. “Además no lo siento así -continúa-. Nunca pensé ni que me presentaría a unas elecciones municipales. Mis compañeros me llamaron a ver si sonaba la flauta y sonó. Para mí el paso por el Ayuntamiento fue un puesto de trabajo de la política”.
“Orgulloso de ser alcalde de Sevilla, cómo no; pero que ése esa mi objetivo mi aspiración ser alcalde, ser ministro, ser diputado... eso son colocaciones, las satisfacciones vienen de otros sitios”. “Esos momentos que he hablado con andaluces de lo más diversos, sobre lo que es Andalucía, lo que ha sufrido Andalucía y lo importante de tener poder andaluz. Mandar ese mensaje y ver enfrente a gente que se le abrían los ojos…, ésa es la máxima felicidad que yo he sentido”.
