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La ruta de la Málaga más cafetera

Cultopía organiza paseos para que los malagueños descubran más sobre su historia: en esta propuesta aprendemos por qué pedimos así esta bebida o los negocios que marcaron historia en la capital.

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Cuando el café no era una bebida tan asequible como en la actualidad, en la posguerra, los malagueños echaron mano del ingenio para ahorrarse unas perras. Así nació, de la mano del dueño del famoso Café Central de la Plaza de la Constitución de la capital, la peculiar forma de pedir este estimulante y hasta el “no me lo ponga” convertido en emblema turístico.  

Jorge Jiménez sabe mucho del café, cafeteras y cafeterías en Málaga. Es el guía de la ruta que ofrece la joven empresa Cultopía para descubrir dónde bebían café los señoritos y los menos avenidos en la ciudad entre finales del siglo XIX y principios del XX. “Enseñamos desde cómo se pide el café, hasta cómo iba la gente a las cafeterías, las más importantes como el café de la Loba,  burguesa, y en la esquina opuesta, el café de España, donde la gente modesta iba a leer los periódicos que venían de Madrid, o el antiguo café de Chinitas, tan conocido. Intentamos acercarle una tradición muy cercana que muchos desconocen”, relata.

O el momento en que los malagueños cambiaron su tradicional chocolate por la nueva moda que vino de fuera. “En España la tradición era pedir chocolate hasta principios del XIX, lo cambiamos por el café por las largas jornadas de trabajo”, cuenta Jiménez.

Legendarios
Muchos de estos establecimientos míticos aún siguen en pie décadas después, como Café Madrid, fundado en 1892. El edificio actual era entonces el café para señoritas “porque las mujeres tenían un espacio privado para sus reuniones, rodeado del hombre, algo muy alejado del modelo actual”. Un enclave mítico repleto de historias. “El café ocupaba toda la esquina desde donde está hasta llegar a la calle Granada”, apunta. 

Un negocio que pasó de ser un ultramarinos modesto a punto de encuentro de los periodistas malagueños al caer la noche. “Era la única cafetería que daba cabida a mucha gente, muchos venían tras la representación del Teatro Cervantes, los periodistas venían antes o después de ‘cerrar’ el periódico por lo que el que quería las noticias más frescas, venía al café Madrid”.

Cultopía continúa así, más de tres años después, con su apuesta decidida por acercar a malagueños y foráneos la historia más peculiar de la ciudad, la que no sale en las guías. “Muchos se emocionan al recordar historias como una puesta de largo en un café o una primer cita de los abuelos”, cuenta el guía.

Pero no solo de café vive el hombre, ni Cultopía. Ofrecen rutas turísticas diferentes, y hasta cupones en estas fechas navideñas para regalar algo diferente. “Desde pintura mural en Málaga, hasta una ruta nocturna sobre la inquisición, brujería y prostitución en Málaga en la edad moderna”, explica Mar Gutiérrez.  Propuestas originales que te pueden hacer subir a un Canequí del 75 “para subirnos a un autobús real de la época recuperado de la asociación de tranbús, donde se guarda el asiento del cobrador y todo, unas historias que recuerdan los malagueños de cierta edad”.

El próximo reto, hacia el que ya dan tímidos pasos, es dar el gran salto a la provincia, mostrando el rico legado y patrimonio que multitud de pueblos, como Antequera. “Aunque Málaga tiene mucho que ofrecer”, advierten.

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