Alfonso Núñez, un agricultor de Castellar de la Frontera ha cultivado en las últimas semanas varias calabazas que superan con creces los cien kilos.
Sus calabazas han empezado a hacerse famosas en Castellar y hasta el propio alcalde, Juan Casanova, ha acudido a visitarlo para ver en persona las hortalizas.
En estos momentos son tres de esas enormes dimensiones las que posee. “Las saqué hace dos o tres semanas. Una de ellas ya había sido mordidas por los topos, pero salvé la mayor parte de la pieza y la repartí entre gente del pueblo”, explica.
“Era la más grande, de unos 300 kilos”, calcula. Llevan plantadas desde junio y las ha recolectado a finales de noviembre. “Normalmente las calabazas se recogen a los tres meses de plantarlas, pero estas han estado el doble de lo normal”.
Repartirla entre sus conocidos es lo que hará también con el resto de las grandes calabazas en las que se ha especializado, porque se ha negado a venderlas para ser exhibidas.
“Me han ofrecido comprármelas para llevarlas a concursos, pero no he querido venderlas. Da pena después de haberla criado y prefiero quedármela para repartirla”, sostiene el agricultor chisparrero.
Con más de setenta años y toda una vida dedicada al campo, ahora ayuda a sus hijos porque “me gusta esto y no puedo dejar de venir”, según explica.
“Nunca había criado unas calabazas tan grandes”, confiesa Alfonso Núñez, aunque sí admite que “aquí sacamos buenos productos, porque el campo es bueno, pero no había cultivado nada así de grande”.
