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Sevilla

La cárcel aplica el protocolo antisuicidio a la mujer que congeló a su víctima

La asesina confesa señala que estaba desubicada

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La cárcel de mujeres de Alcalá de Guadaíra (Sevilla) ha aplicado el protocolo fijado para evitar el suicidio de la mujer que está acusada de asfixiar a un hombre que le habría intentado agredir sexualmente y al que luego introdujo en un congelador de su heladería.

El protocolo incluye que dos internas de la cárcel estén junto a la mujer, María del Carmen Q.B., de 44 años, que está "desubicada" y aún no entiende todo lo que le ha ocurrido, han informado a Efe fuentes penitenciarias.

La mujer habría matado al hombre, de 62 años, el viernes 8 de enero, y al día siguiente confesó el crimen en la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de Dos Hermanas (Sevilla), donde viven dos hermanos suyos.

El resto de las internas de la prisión, la misma en la que la cantante Isabel Pantoja cumple una pena de dos años por blanqueo de capitales, han reaccionado bien, se muestran "sorprendidas" por lo ocurrido y preguntan en numerosas ocasiones por la nueva presa, han añadido las fuentes.

El juez de instrucción 4 de Sevilla, Francisco de Asís Molina, ordenó ayer el ingreso en prisión de María del Carmen Q.B., después de que la Fiscalía y la acusación particular lo pidieran y calificaran lo ocurrido como muerte dolosa.

El abogado defensor, por su parte, pidió la libertad de la mujer, que fue conducida a los juzgados con el ojo izquierdo con un gran hematoma, porque considera que actuó en legítima defensa.

En su comparecencia judicial, la acusada insistió en que no recordaba nada porque estaba bebida y también aseguró que ni siquiera tenía muy claro lo que declaró voluntariamente ante la Policía.

La mujer habría asfixiado a la víctima tras golpearle con un objeto contundente en la cabeza durante una pelea que mantuvieron porque la víctima habría intentado abusar sexualmente de ella.

La Policía, por su parte, considera que no hay "aparente relación" entre la víctima y la presunta homicida, que escondió su cadáver en el local que regenta, en el distrito sevillano de Macarena, donde lo encontraron los agentes.

Los vecinos de este barrio mostraron su sorpresa tras conocer la noticia y definieron a la mujer como "formal" y "muy seria", además de "muy correcta" y dedicada a su trabajo, y a la que no se le había visto nada extraordinario, ni broncas, ni ruidos ni peleas, aunque alguno ha recordado haberla visto alguna vez bajo los efectos del alcohol.

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