Josefa, Carmen y Alba están pendientes de desahucio. Ocuparon una vivienda en busca de un techo bajo el que resguardarse y ahora temen, de nuevo, quedarse en la calle. Las dos jóvenes, Josefa y Alba, en Monte Pavero, un barrio malagueño donde ‘pegar la patada’ es algo más que habitual. Carmen tomó la decisión de ocupar huyendo de los malos tratos y con anterioridad incluso se atrevió a meterse en un edificio de Juan XXII, recientemente desmantelado de inquilinos indeseados.
En total, siete familias han recibido una orden de lanzamiento según denunció este jueves Málaga Ahora. La portavoz, Ysabel Torralbo, recriminó que el parque de viviendas para atender estas emergencias habitacionales es insuficiente. La formación reiteró su petición para que el Ayuntamiento de Málaga negocie con la Sareb o banco malo, con carácter de urgencia, la cesión de viviendas vacías, al menos 166 en la capital, según han contabilizado. Una práctica que ya están llevando a cabo muchas ciudades. En el registro, a la espera, 475 personas en riesgo de exclusión social en una lista que crece cada día.
La desesperación en esta ocasión vuelve a tener rostro de mujer, a las puertas de la Ciudad de la Justicia, donde las afectadas pidieron un alquiler social. La joven Alba Buzón, madre soltera y huérfana, recriminó que en julio pasado, cuando activistas de Stop Desahucios y la PAH pararon su lanzamiento, el Instituto Municipal de la Vivienda le prometiera una renta para seguir en ella. Josefa enseñó su notificación mientras insiste: “si me echan con mis miños a la calle, vendrá otro y se meterá en el piso”.