Tres días después del arranque de la campaña electoral una cosa parece que ya ha quedado clara: Podemos no va entrar en un intercambio de ataques con el PSOE, no va responder a las provocaciones de los socialistas, ni va a elevar el tono porque lo que quieren es gobernar con ellos.
Para la coalición Unidos Podemos sólo hay un adversario al que derrotar en estas elecciones, el PP y Mariano Rajoy, y para no desviarse de ese camino su estrategia es la de hacer oídos sordos a las críticas de los socialistas.
Y de momento, así siguen, sin bajar al barro.
Creen que están marcando el ritmo en la carrera electoral con sus propuestas, su programa o su vídeo electoral, que ha funcionado muy bien, según admiten diversas fuentes del partido morado, que muestran satisfacción por cómo está transcurriendo la campaña y, aunque no se declaran eufóricos, son optimistas.
Lo que no entienden en Podemos es esa estrategia del PSOE de centrar todos sus ataques en el partido de Pablo Iglesias, cuando es más que probable que se necesiten uno a otro para formar Gobierno.
"Que nadie se equivoque de adversario", decía el número dos del partido, Íñigo Errejón, en el primer mitin de campaña en Málaga, y el mismo día de que la presidenta andaluza Susana Díaz afirmaba que Iglesias "no es de fiar" porque "uno no se levanta una mañana comunista, al día siguiente de abajo o de arriba y ahora parece que es socialdemócrata".
No hay respuesta ni reacción. En Podemos no están dispuestos a desaprovechar la oportunidad histórica de sacar al PP del Gobierno entrando en una guerra sucia con el PSOE y contemplan un poco sorprendidos que los socialistas hayan optado por hacer todo lo contrario.
De hecho, ayer en Barcelona en el único mitin en el que hasta ahora ha participado Pablo Iglesias en esta campaña electoral, también fue muy significativo que el candidato a la Presidencia de Unidos Podemos no mencionara ni una sola vez ni al PSOE ni a su secretario general, Pedro Sánchez.
Aseguran las fuentes consultadas por Efe que en Podemos van a mantener la coherencia y a seguir tendiendo la mano al PSOE porque "si hay Gobierno es con ellos" y porque, además, todavía puede haber alguna bolsa de voto socialista a la que atraer.
Podemos -que se reivindica ahora para ocupar el nuevo espacio de la "vieja socialdemocracia", en palabras de Iglesias-, tiene sus puntos fuertes en el norte de España, en las grandes ciudades, en algunas de las cuales ya se han materializado lo que llaman los gobiernos del cambio, y en los más jóvenes; pero el PSOE puede ser más fuerte en el sur, en el mundo rural y entre los más mayores.
Además, los votantes de Podemos ya están muy movilizados, no cuentan con que sea su electorado el que haga aumentar la abstención, confían incluso en poder seducir a aquellos que aún dudan entre no votar, decantarse por la formación morada o por el PSOE, y si quieren atraerles saben que lo peor sería cargar contra los socialistas.
En ese camino seguirán sin desviarse de la meta final que es desalojar al PP, y no consideran que las descalificaciones del PSOE o del resto de las fuerzas políticas les vayan a pasar factura. Incluso, piensan, que pueden salir beneficiados.
