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sociedad

Implantan por primera una válvula aórtica humana sin células

El éxito de esta primera intervención, que se llevó a cabo el pasado 21 de abril, ha permitido ya realizar una segunda y está previsto hacer una tercera

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Un equipo de cirujanos del Hospital Clínic de Barcelona ha llevado a cabo con éxito la primera implantación en España de una válvula aórtica humana a la que se han quitado todas las células para evitar el rechazo y que el paciente no necesite el suministro permanente de anticoagulantes.

Según ha informado el Hospital Clínic, se trata de válvulas de aorta humanas procedentes de donantes a las que se les quitan todas las células para eliminar los riesgos de rechazo y por tanto la disfunción valvular y calcificación del injerto.

El éxito de esta primera intervención, que se llevó a cabo el pasado 21 de abril, ha permitido ya realizar una segunda y está previsto hacer una tercera en unas semanas, y en los próximos 2 años los cardiólogos del Clínic estiman que realizarán unas 20 implantaciones más de estas válvulas.

La intervención la ha realizado un equipo encabezado por el doctor Eduard Quintana, cirujano cardiovascular del Institut Clínic Cardiovascular (ICCV), en el marco del ARISE, un proyecto europeo del Horizon 2020 que evalúa los resultados de esta nueva válvula en seis de los principales centros de cirugía cardíaca de Europa.

El primer recambio de válvula de estas características en Europa la ha realizado la Hannover Medical School, institución que coordina el proyecto ARISE.

En Europa se realizan cada año más de 65.000 recambios de válvula aórtica (RVA) para tratar la enfermedad valvular aórtica adquirida y congénita y las opciones son muy limitadas para algunos pacientes.

Según ha explicado el coordinador del estudio ARISE en Barcelona, el doctor José Luis Pomar, las prótesis disponibles en la actualidad pueden ser biológicas (de origen animal), que son las que más se utilizan pero que presentan una durabilidad limitada; mecánicas, que requieren medicación anticoagulante de por vida; o humanas, que se deben guardar criopreservadas y que con el paso del tiempo se vuelven más rígidas debido a la calcificación de la pared vascular.

La elección del sustituto valvular en la actualidad todavía depende de la edad del paciente, la posibilidad de tomar anticoagulantes orales (generalmente Sintrom) y la expectativa de vida, entre otros, según Pomar.

Las válvulas humanas sin células (descelularizadas), o homoinjertos no criopreservados superan muchos de estos obstáculos.

"Se trata de válvulas que provienen del corazón de un donante a las que se les elimina por completo las células y queda sólo la estructura de la matriz de colágeno. De esta manera se minimiza la respuesta inmune a la válvula biológica implantada", ha indicado Pomar.

"Además, los pacientes no necesitan anticoagulantes de forma permanente y los injertos tienen un orificio que permite la circulación de forma más efectiva, el contrario de lo que ocurre con las otras prótesis comerciales. Se espera que su durabilidad supere a la de las bioprótesis y los homoinjertos clásicos", según Pomar.

En la intervención realizada en el Clínic, el paciente tenía una estenosis aórtica grave -disminución del orificio de la aorta- con insuficiencia cardíaca y una dilatación de la raíz de la aorta.

La intervención permitió corregir el defecto de la válvula y a la vez sustituir la raíz de la aorta con el mismo homoinjerto.

El paciente esperó más de un mes el procesamiento valvular especial para la eliminación de las células una vez se dispuso de un donante apropiado.

"Aunque la técnica de implante es más compleja que una sustitución valvular aórtica convencional, el postoperatorio transcurrió sin incidencias y el paciente fue dado de alta a los 6 días del ingreso", ha señalado Eduard Quintana.

"Ahora se encuentra en muy buena condición, el homoinjerto funciona perfectamente y se han resuelto los síntomas de insuficiencia cardíaca", ha añadido el cirujano.

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