La entrada en el puerto de Gibraltar del submarino británico de propulsión nuclear ""HMS Ambush", tras sufrir una colisión, ha hecho revivir la crisis del "Tireless", que sufrió una avería en el año 2000 que le obligó a permanecer en un muelle gibraltareño durante un año.
Según el Ministerio de Defensa del Reino Unido, el submarino chocó con un buque mercante en aguas próximas al Peñón pero sólo ha sufrido daños externos, y el reactor nuclear no ha registrado daños, ni tampoco ningún miembro de la tripulación, aunque la Marina británica ha abierto una investigación para aclarar lo ocurrido.
El suceso se ha registrado quince años después de que el submarino nuclear "Trireless" abandonara el puerto de Gibraltar, donde permaneció durante un año, mientras se reparó la avería que sufrió en el circuito de refrigeración del reactor cuando navegada por el Mediterráneo.
La avería se detectó el 12 de mayo del año 2000 y siete días después atracó en uno de los muelles de la colonia británica, y comenzó así un año de tensiones entre las autoridades españolas y británicas, de contestación social por la reparación del submarino, de manifestaciones y protestas y de confrontación política.
La contestación contra esa parada acabó en el surgimiento de una plataforma social en la que estuvieron presentes organizaciones políticas, sindicales y numerosos colectivos sociales del Campo de Gibraltar y en la celebración de varias manifestaciones multitudinarias contra la permanencia del submarino.
Entre las actitudes más beligerantes y contrarias a la reparación del buque en Gibraltar destacó la de la Junta de Andalucía, que llegó a interponer una denuncia ante el peligro que para la población y para la zona podía suponer esa reparación en la colonia.
El Consejo de Seguridad Nuclear dijo al principio que los niveles de radiación dentro y fuera del sumergible se mantenían "normales" y que no representaban riesgo radiológico para la población de la zona, pero también que la grieta localizada era mayor de lo que se esperaba.
Los gobiernos de España y el Reino Unido, presididos por José María Aznar y Tony Blair, concluyeron que la reparación del aparato en suelo gibraltareño no conllevaba riesgos para la población, y el primer ministro británico abrió incluso la posibilidad de que técnicos españoles accedieran al submarino.
Y varios técnicos del Consejo de Seguridad Nuclear accedieron al interior del Tireless, pero no pudieron inspeccionar el reactor nuclear ni el panel de control debido a restricciones militares impuestas, ni asistir después a la puesta en marcha del reactor nuclear.
El 1 de mayo de 2001 arrancó ese reactor y seis días después zarpó el Tireless, y el Reino Unido garantizó a España que no volvería a reparar otro submarino nuclear en la base gibraltareña.