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Córdoba

El obispo lamenta la indiferencia ante el "crimen" del aborto

Ha mantenido este jueves que los cristianos no tienen actualmente voz en el Parlamento ni se sienten representados por ninguno de los partidos

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  • Demetrio Fernández -

El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha mantenido este jueves que los cristianos no tienen actualmente voz en el Parlamento ni se sienten representados por ninguno de los partidos políticos del arco parlamentario ya que "todos" son "indiferentes" ante el "crimen abominable" que supone el aborto.

Durante su homilía con motivo de la fiesta de Nuestra Señora de la Fuensanta, patrona principal de Córdoba, monseñor Fernández ha lamentado que en este asunto todos los partidos políticos hayan "claudicado ante el pensamiento único", "haciéndose indiferentes ante el clamor de esta matanza de inocentes".

La reciente canonización de la madre Teresa de Calcuta ha servido al obispo para recordar su frase 'No los matéis, dádmelos a mí' y se ha preguntado qué diría la religiosa ante "tantos embriones manipulados, congelados o aniquilados con tal de conseguir una fecundación 'in vitro' a costa de lo que sea".

Asimismo, ha expuesto que las Adoratrices de Córdoba, que cuidan de mujeres jóvenes en riesgo de exclusión por estar embarazadas, no tienen ayuda de las instituciones públicas y se ha preguntado si acaso "¿esos pobres no son nuestros pobres?".

ATENCIÓN A LOS POBRES "NO SÓLO PARA LA FOTO"

Continuando con la atención a los pobres, el obispo ha expuesto que Cáritas diocesana atienen en el albergue Madre del Redentor de la ciudad a entre 40 y 80 personas diariamente sin recibir "ninguna ayuda de los fondos públicos" y ha acusado a la Administración de "mirar para otro lado" mientras que las necesidades básicas de todos estos pobres "están sin cubrir".

En ese sentido, ha apuntado a que se trata de "atención real a los pobres" y "no sólo para la foto, sino "promoviendo su dignidad y atendiendo sus derechos".

Previamente monseñor Fernández también había defendido que los pobres han de ser el centro de la vida de la Iglesia, prestando atención a los que surcan el Mediterráneo en busca de una vida mejor y dando acogida al inmigrante, al prófugo o al que es expulsado de su tierra y no encuentra dónde ir; y mostrando interés por los que son perseguidos por causa de su fe, en tierras lejanas y entre nosotros. "A ver si aprendemos a tratarnos con respeto, sin insultarnos", ha reclamado.

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